Como rotundo fracaso, ha sido catalogada la actual gestión del Programa Colombia nos Une de la Cancillería.
El programa se define desde un principio como “un Grupo Interno de Trabajo adscrito a la Dirección de Asuntos Migratorios, Consulares y Servicio al Ciudadano, el cual busca vincular a los colombianos en el exterior y hacerlos sujetos de políticas públicas. Así mismo, busca establecer las condiciones para que los nacionales que deseen migrar lo hagan de manera voluntaria y ordenada, velando por la protección de sus derechos, manteniendo sus vínculos con el país, y brindando acompañamiento ante su eventual retorno.”
Como podemos ver, el principal objetivo de esta Dirección, es la de vincular a la comunidad y hacerla sujeto de políticas públicas. En lo que va de gestión actual, la Dra. Yolanda Villavicencio Mapy no ha podido hacer ninguna de estas acciones. En cada proceso que se ha iniciado, no ha existido la mas mínima noción de coordinación ni gerencia, mucho menos la escucha activa de la comunidad colombiana residente en el exterior.
Politización y fracaso tras fracaso.
Uno de los principales puntos por lo que la actual Dirección tropieza, da pasos de ciego y fracasa, es porque no ha sido capaz de escuchar a la comunidad, a sus activistas y, además, por nombrar cuotas políticas de la Colombia Humana que, como en varios casos, no son perfiles idóneos además de carecer de experiencia ejecutiva para la gestión con temas de la migración colombiana y su tejido social.
En contexto. El Piloto de la Mesa Nacional de la Sociedad Civil para las Migraciones.
Uno de los más grandes fracasos de la actual dirección, fue la de promover la formación de un proyecto mal llamado “piloto”, para crear un espacio que la ley 2136/2021 ha mantenido acorde a la antigua ley, para lograr la participación de la diversa comunidad colombiana residente en el exterior. Solo se pueden tener números por fuentes como la de Remesas del Banco de la Republica, pero no se acercan a la veracidad de la actual situación de éxodo continuo de Colombia hacia países como Estados Unidos, España, Chile y Argentina, como principales destinos.
Si tenemos que ponderar, ya nos acercamos al 10% de la población colombiana que está residiendo en el exterior y contando con países que, si llevan estadísticas como España, donde ya se llega a más de 980.000 connacionales, un 45% en situación de irregularidad, siendo ya el colectivo colombiano el más grande en e situación de riesgo de exclusión social, laboral y residencial en Europa.
Aun con estos datos, el fracaso estrepitoso de la Dirección de Colombia Nos Une en la creación de este espacio, la llamada Mesa Nacional de la Sociedad Civil para las Migraciones consistió en hacer oídos sordos a la comunidad y dejar que un proceso de participación ciudadana cayera en el ostracismo de la agenda política del actual gobierno.
Toda vez que después de solicitar en varias reuniones en el mes de marzo de este año, se les pidió de manera urgente, la gestión de ampliación de términos y una mayor visibilización del proceso a todos los niveles de la comunidad, además de una mayor difusión y una mejor socialización. La insuficiente coordinación conllevo a que se hicieran unas “votaciones” donde solo prevaleció el interés partidista y de figuración de sector político, y no la del interés de la comunidad.
Se saldó este ejercicio con una reunión donde no se han tenido en cuenta a los supuestos “elegidos”, donde el que mayor votación obtuvo 50 votos. Un fracaso en toda regla de la política pública y la dirección del programa.
Politización de los multiplicadores
Los multiplicadores del programa Colombia nos Une, son los encargados de coordinar de acuerdo a una agenda, las acciones que se llevaran a cabo en el territorio. Como son nombramientos de un programa, estos están sujetos a la dirección. Y está bien que se trabaje con lo que ellos llaman “su gente”, personas miembros de su partido. Es parte de ese ejercicio democrático. Desafortunadamente hay varios casos donde las personas no están acorde a las realidades de la migración colombiana.
Un ejemplo de los errores que se han venido cometiendo en la contratación de estos funcionarios, es el Multiplicador en el Consulado de Valencia, Mauricio Forero Perdomo. Un personaje que, siendo Biólogo Marino, no ha logrado estar a la altura de los retos que debe tener un multiplicador que trabaja para la comunidad y que por lo que se ve en su trabajo, no tiene la más mínima experiencia en gestión y gerencia. Las únicas acciones que realiza, aparte de colocar papeles en los negocios de empresarios colombianos para “informar” mediante códigos QR a la comunidad de cosas que no son reales, han sido las de solicitar a las diversas asociaciones que “hagan videos para que la gente no se venga a España”. Dicho literalmente. La brecha entre la función pública y la comunidad queda aquí demostrada con la gestión de Forero Perdomo, que está perdido y no ha logrado canalizar acciones en beneficio de la comunidad, con el tejido empresarial, con el tejido social y los activistas y líderes en el territorio.
Este ejemplo es uno. Hay muchos más, que denotan la falta de experiencia en la gestión pública, como en Barcelona que, por un error de apreciación, se colocó en un lugar público el teléfono celular de un alto funcionario del consulado y empezó a recibir llamadas para atención del público, sin tener en cuenta que era su teléfono personal, entre otras indelicadezas.
En términos generales, los multiplicadores están inmersos en ese “año de aprendizaje”. No han buscado la interlocución con los actores sociales, los empresarios el tejido asociativo para gestionar esfuerzos comunes que redunden en el objetivo primordial del Programa Colombia nos une, que no es más que el de vincular a la comunidad con el consulado, al migrante colombiano con sus necesidades y darles asesoría y acompañamiento.
Toda esta tarea que hoy en día está en el ostracismo de la agenda pública del Gobierno Petro nos afecta a todos como comunidad colombiana en el exterior.
Hoy le recuerdo a Gustavo Petro Urrego, que inició su andadura a la Presidencia en la Ciudad de Barcelona junto a muchas personas que respaldaron su candidatura como colombianos en el exterior, muchos exiliados, víctimas del conflicto armado, trabajadores que nos duele el país. En su discurso de posesión el 7 de agosto de 2022, no nombro a los colombianos en el exterior para nada, desaparecimos de su agenda. Las acciones del actual gobierno, los representantes y los nombrados en cargos así lo demuestran.
Eso es una deuda, ya una deuda histórica del Estado Colombiano, gobierne quien lo gobierne para el 10% de población colombiana que hoy somos connacionales en el exterior. La brecha de la actual Cancillería con los servicios, con la comunidad cada día está más grande.