Era el 2005, Rosemary Bohórquez todavía era una de las mujeres más deseadas de Colombia. Era tanto su prestigio que fue invitada a participar en la Isla de los Famosos. Ahí estaba, codo a codo con Higuita, Leonel, Maria Cecilia Sánchez. Fue el mejor realitie de todos, el de grata recordación, el de rating disparado. Rosemary empezó a sentirse mal. Primero era un ojo que se le tapaba por completo. No podía ver por ahí. Creía que era un problema pasajero, uno de esos mugres que salen de la arena. Se sentía débil. También pensó que se trataba de las maratónicas jornadas de grabación, a la comida. Apenas salió se revisó de un médico. El parte no fue nada alentador. La parte eléctrica que le genera las pulsaciones del corazón se dañó. Por eso no podía ver, por eso se mareó. Ella creía que le iba a pasar, que era una bobada, grababa una novela en RTI. Su hijo Daniel se enfermó y mientras le hacía unos exámenes a su hija le contó a la enfermera sobre sus síntomas, la enfermera le hizo una electro y notaron que el corazón estaba muy lento.
Nunca esperó que le fueran a decir algo así. Le iban a operar del corazón. Mauricio Cabrales la atendió en la Cardioinfantil en Bogotá. Le dio la suficiente confianza, la enseñó a creer. Duró un año para preprarse, se sometió a una operación y le aplicaron un marcapasos que le permitió retornar a su vida. Y con él lleva más de 10 años.
Mientras tanto son miles de colombianos que siguen suspirando por ella. Su recuerdo como la Diabla Luzbuenona en Tentaciones sigue siendo uno de los íconos de la sexualidad a finales de la década del 90. Es que si existe una serie que los colombianos extrañan es Tentaciones. A los 54 años sigue siendo una mujer hermosa. La salud ni el marcapasos le ha fallado. Ahora es más empresaria que actriz. Su relación con el actor peruano Javier Delgiudice data del 2010, él fue el principal motor que le sirvió para sobrellevar el duro momento que pasó cuando recién se acomodaba al marcapasos.
Se casaron en el 2016 y lo anunciaron de esta manera en su Instagram:
Cuatro años después pueden darse el lujo de seguir juntos y gritan su amor cada vez que pueden en redes sociales:
Rosemary está feliz, con la tranquilidad que sólo pueden tener las leyendas de la televisión. Su gracia nos acompañó desde siempre, desde los lejanos ochenta cuando debutó a los 20 años con este comercial de televisión de 1986:
En el 2015 Rosemary tuvo que soportar otra cirugía de corazón para renovar su marcapasos. El pronóstico no era el más favorable pero ella tiene demasiado corazón y se sobrepuso a todo y no se limita en nada y cada vez que puede celebra con Javier, el amor de su vida, al calor y la alegría de un pico sour: