Que hace que un atleta se transforme en una figura, en un ícono generacional? Los títulos claro, el carisma, la forma de jugar o sobresalir en el deporte que practica, pero sobre todo la consistencia al mejor nivel. La última condición mencionada es la más rebuscada y al mismo tiempo la más difícil en lograr. Sin embargo, Roger Federer las tiene todas, de su impecable estilo tenístico, a la gracia de sus movimientos dentro y fuera de la cancha, sin olvidar su tranquila forma de comunicarse con el público y los medios, es imposible no caer en simpatía por el suizo de 35 años. Cuando ganó su título número 18 en la noche del domingo, ¨RF¨ como lo llaman, confortó aún más su posición de más grande tenista de todos los tiempos e hizo recordar a los que ya habían cerrado su libro que todavía hay vida en el cuerpo del maestro suizo. Como lo decía el mismo, el talento nunca muere, y a pesar de las lesiones, Federer le recordó al mundo que no había más grande que él.
Para los (pocos) que todavía dudarían de su puesto en la historia de la pelota amarilla, este es un pequeño recordatorio de sus victorias en los 4 Grand Slam que se compiten cada año dentro el circuito ATP.
Open de Australia: 2004, 2006, 2007, 2010, 2017
Roland-Garros: 2009
Wimbledon: 2003, 2004, 2005, 2006, 2007, 2009, 2012
US Open: 2004, 2005, 2006, 2007, 2008
Si se añaden la Copa Davis ganada con Suiza en el 2014 y la medalla de oro olímpica en los juegos de Pekín 2008, son 89 títulos que Federer ha conseguido durante toda su carrera profesional. Un éxito que ningún tenista antes de él ha sabido alcanzar y mucho menos sostener. En el 1998, el joven oriundo de Basilea hacia sus primeros pasos en el mundo difícil del deporte, 19 años después, el que muchos daban por acabado sigue alimentando los sueños más vivaces sobre su increíble longevidad. Para Roger ¨peRFect¨ Federer, ganar un Grand Slam 5 años después última victoria en Wimbledon tuvo un dulce sabor, más todavía porque fue a expensas de su gran rival Rafael Nadal. Nadie podrá afirmar con certeza si es el primer paso de un nuevo y rejuvenecido Roger que observamos anoche, o si fue la batalla final antes de cerrar la cortina sobre su carrera. Lo que sí es seguro es que Roger Federer embarcó a una generación entera de aficionados y les ofreció un espectáculo puro y glorioso que quedará para siempre en las memorias. El sólo sabe cuanto tiempo más nos hará soñar.