Es siempre un menester personal reflexionar sobre la ciudad en la que habito. Por eso, traigo como partida de discernimiento el concepto que nos comparte el Director del instituto de Estudios Regionales de la Universidad de Antioquia, sobre derecho a la Ciudad: “No es un derecho canónico ni constitucional ni algo que esté establecido, más bien es una constelación que ponen al ciudadano y su relación con el territorio en primer plano”. Para el caso de Neiva y su nueva administración, representa un desafío asumir temas transcendentales como son la población vulnerable, la inclusión social y física, los espacios públicos, el transporte público, la cultura y participación ciudadana.
Neiva, ciudad habitada aproximadamente por más de 600.000 personas, fraccionada en 10 comunas y barrios que aún no se registran en los mapas políticos administrativos de la ciudad. Esta, es una constelación como lo propuso el Maestro Vladimir Montoya, pues no existe esa relación del ciudadano con el territorio. En nuestra Ciudad, es una realidad que subsisten personas que han dado vida a nuevos barrios y asentamientos, pero son lugares excluidos dentro de la ciudad. Por tanto, surge de esa relación de forma simbólica, cultural, legal o informal, una necesidad que urge a lograr un acceso y derecho a la ciudad. Mientras tanto, ahí están, atrás de la cortina de humo, al margen de los diarios y del acaecer de esta ciudad.
En nuestra ciudad, el transporte público es excluyente, margina, vulnera y desconoce realidades. En primer lugar, el transporte público hace muchos años no renueva la oferta, aún existen de esos colectivos para 10 personas y la flota de busetas para 15 y 18 pasajeros. Por otro lado, las empresas no actualizan las rutas y no cubren esos barrios marginados, de calles abandonadas sin presencia estatal, sin dinámica económica formal. En último, el transporte público vulnera, puesto que no reconoce que existen y les niega prioridad a personas con discapacidades físicas, adultos mayores, mujeres embarazadas. Por tanto, hoy en Neiva tenemos un transporte público sin utilidad pública. Es pertinente, hacer mención que los Administradores de turno y las empresas, han incumplido, desconocido e ignorado la Ley 1171 del 2007 y el decreto 1660 del 2003, las cuales debían generar otras dinámicas al servicio. Por ende, la necesidad es enfocar a las empresas en responder por su función social.
El derecho a la ciudad no se puede limitar en la comparación inocua con el espacio público. Ese espacio ocupado por vendedores ambulantes en el centro de la ciudad, extralimitado por muchos conciudadanos parqueando sus automóviles sobre las avenidas, o también, aquel donde la construcción excede unos centímetros más de los permitidos. El derecho a la ciudad en relación con el espacio público, consiste en priorizar al ciudadano sobre la planeación y el desarrollo de la ciudad. El espacio público debe brindar alternativas para la interrelación, congregación, recreación, de los ciudadanos. Por ejemplo: Parques, museos, teatros, senderos peatonales, vías para el ciclismo, baños públicos, semaforización sonora, señalización en semáforos para el paso del peatón y la recuperación de los ecosistemas estratégicos en la ciudad, entre otros. Recuperar los espacios públicos es importante. Sin embargo, lo transcendental es brindar a los habitantes de Neiva, la condición de ciudadano y el derecho a la ciudad.
En ese orden de ideas, el crecimiento demográfico, económico y competitivo son expresiones que generan cierta clase de expectativa. El contraste es inminente, cuando existe una ciudad que está inmersa dentro de esta dinámica sobre la que es excluida. Los esfuerzos, se reflejaran reducidos sobre el cumplimiento de los objetivos del milenio. Por eso, el derecho a la ciudad aunque no se refleje como un eje estratégico o programa transversal dentro del plan de gobierno del Alcalde Rodrigo