El 17 de febrero de 2016, 38 años después de llevar encima el uniforme de policía, Rodolfo Palomino renunció a su cargo de director general de la Policía Nacional, la más alta posición en la institución. Tres investigaciones en su contra por parte de la Procuraduría de Alejandro Ordóñez: por alto patrimonio injustificado, por acoso laboral e instigación y la más recordada fue la relacionada con su presunta participación en una red de prostitución gay al interior de la policía, fueron el detonante que le obligó dar el paso al costado.
Las investigaciones contra el policía del gran bigote nacido en 1957, en Bolívar, un pequeño municipio de Santander, empezaron a ser públicas en 2014. Las versiones que entregaron algunos policías sobre la red de prostitución, llamada la comunidad del anillo lo volvieron un director mediático que se dedicó a defenderse en micrófonos. El entonces capitán Ányelo Palacios, otro rostro de aquel escándalo, lo relacionó directamente con presiones sexuales. Palomino, así como otros altos mandos mencionados en dicha red, fue absuelto de las investigaciones que solo terminaron siendo un penoso escándalo que llevó a la policía al escarnio público.
Otro de los procesos contra Palomino, que terminó engavetado por la Fiscalía en 2019, fue el de acoso laboral y abuso de autoridad que en su contra levantó el coronel (r) Marco Pedroza. Pero el pasado 23 de marzo la Corte Suprema de Justicia lo revivió. La alta sala levantó la voz y dijo que la investigación contra Palomino y otros oficiales de peso, que terminó archivada, no se había hecho con rigor.
Rodolfo Palomino tuvo importantes cargos dentro de la policía, a la que ingresó en 1978. Dos años después salió graduado como subteniente y se unió a la escuela de carabineros, de que llegó a ser director 20 años más tarde.
Siendo Capitán empezó a estudiar derecho en la Gran Colombia, de la que se graduó con honores. Dentro de la Policía Palomino hizo gran carrera, que le entregó 95 condecoraciones y 110 felicitaciones. Ocupó los mejores cargos y poco a poco el hombre de origen campesino fue adquiriendo poder.
Fue Comandante de las Estaciones de los Departamentos de Bolívar, Caldas y Sucre; director de la Escuela de la Provincia de Vélez. En Bogotá fue ampliamente reconocido al ser Comandante de la Policía de Tránsito y comandante de la policía de Bogotá, cargo que le entregó gran reconocimiento a nivel nacional. Todos lo conocían como el general del gran mostacho.
Al llegar a la dirección general de la policía, a mediados de 2013, ante la opinión pública era el gran oficial, admirado y reconocido, por su tono de voz y su bigote. Pero fue precisamente por aquella época en que los escándalos en la policía y a él le estallaron.
Recién posesionado el paro agrario campesino de 2014 estalló y las acciones de represión de la policía volcaron las críticas al nuevo director. El 5 de diciembre del 2014, 14 armas desaparecieron de la Estación de Carabineros de Suba, la unión de la policía con delincuentes empezó a sonar por todo lado y Palomino y sus hombres volvieron a ser tachados.
Pero fue la comunidad de anillo lo que lo pulverizó ante los colombianos y ante sus subalternos. Las voces sin pruebas decían que Palomino sabía de la red de prostitución que funcionaba en la institución y hacia uso de una lista de estudiantes a oficiales que eran vendidos a altos oficiales y políticos que gustaban de los hombres uniformados que supuestamente dirigía el coronel retirado Jerson Jair Castellanos.
Aunque nunca hubo pruebas en contra de Rodolfo Palomino, la fama que este escándalo le dio, fue más grande que su hoja de vida policial. Las investigaciones en su contra por un aumento injustificado de su patrimonio, fue la gota que rebosó la copa. Este último proceso está quieto de los demás salió absuelto. Pero su paso por la dirección de la policía le dejó la imagen de ser hasta ahora el menos mejor director que la institución haya tenido. Rodolfo Palomino entró como un gran general que terminó saliendo por la puerta de atrás.