Si bien pasada la primera vuelta las encuestas mostraban a Rodolfo Hernández por encima de Gustavo Petro hasta en cinco puntos, los últimos sondeos mostraron resultados como los de la encuesta de Yanhaas, en la que Petro aventajaba a Hernández en casi diez puntos.
Este fenómeno no dejaría de ser curioso si no fuera por la muy extraña y curiosa actitud del candidato Hernández en estos últimos días de campaña, en los que se convirtió en un candidato casi que invisible, empezando por la increíble decisión de ir a pasar la última semana a Miami, algo realmente insólito que solo da para pensar: el candidato Hernández se creía en una posición extremadamente sobrada sobre Petro o Rodolfo simplemente “no quería ganar”.
Por más descabellada que resulte esta última posibilidad, es perfectamente plausible y más si se trata de un candidato millonario y viejo. En entrevistas con Vicky Dávila, Hernández confesó tener un patrimonio de 100 millones de dólares del cual dijo, destinaría el 10% a la campaña presidencial, es decir, unos 39.000 millones de pesos; pero más recientemente aseguró que solo se había gastado 3000 millones de pesos, es decir unos 765.000 ddólares, algo más del 6 % de lo que había presupuestado gastarse.
Y es que cuando uno tiene esa cantidad de dinero en sus bolsillos, y está en la recta final de su vida, le da por gastarlo en cosas extravagantes, como una campaña presidencial, de la cual tal vez no pensó podría terminar siendo ganador, pero cuando vio que la cosa iba en serio, tal vez quiso bajarle a la intensidad y decidió no ganar y entregarle el camino completamente despejado a su contrincante, quien sí estaba desesperado y obsesionado con el triunfo.
Para mí, la anterior es la única explicación plausible del triunfo del candidato del Pacto Histórico, y a veces noto que incluso tienen más ganas los seguidores de Rodolfo que él mismo.
Tal vez el ha llegado a pensar que tener una curul asegurada como senador es una posición mucho más relajada, libre y tranquila para este momento de su vida, someterse al estrés y la intranquilidad que implica la presidencia de la república probablemente no lo desvela.
Es así como reafirmo mi hipótesis acerca de que Rodolfo quería perder, simplemente quería ser senador de la República y no encartarse con una presidencia; él quería llegar de segundo en la carrera presidencial y ahí se quiere mantener.
Finalmente, tal vez sea más barato llegar al Congreso como segundo en las presidenciales que en el marco de una campaña de senado y cámara donde algunos calculan, una aspiración exitosa al Senado puede llegar a costar alrededor de 15.000 millones de pesos.