Los pícaros de siempre no están temblando con un posible triunfo de Rodolfo Hernández. Él, que no cuenta con un equipo de gobierno consolidado ni con una bancada de congresistas mayoritaria, se verá obligado a gobernar con los políticos oportunistas de los partidos y los clanes tradicionales, quienes ya adhirieron a su campaña y lo van a maniatar, impidiéndole ejecutar sus promesas, sobre todo las de combatir la corrupción, reducir los gastos del Estado, bajar el IVA al 10 % y desmontar el 4 x 1.000.
¿Cómo va a realizar su plan de eliminar los derroches del gobierno, imponer la transparencia en los contratos públicos y quitarles la teta a los corruptos, si para lograrlo necesitará del apoyo de los oscuros gamonales y parlamentarios que ya empezaron a rodearlo y que tratarán de ensombrecer ese proyecto que está a punto de convertirlo en presidente?
Además, el fiscal, la procuradora, el contralor, los concejales, los alcaldes y los gobernadores de todo el país, elegidos durante el actual mandato, seguirán ejerciendo cuando Rodolfo asuma la presidencia y buena parte de ellos –a la que hay que sumarle cientos de jueces y militares– forma parte del establecimiento corrupto, de las maquinarias clientelistas y chanchulleras que tienen el esquema armado desde hace décadas para robar y abusar del poder.
Vuelvo e insisto ¿cómo y con quienes va a implementar y a ejecutar ‘el Viejito’ sus quimeras electorales? No es posible imponerlas por decreto sin el apoyo de aquellos a quienes no les interesa que lo haga y que lo mantendrán a raya o, peor aún, que tratarán de convertirlo en uno de los suyos. Un solo gato, enfrentado a miles de ratones, nunca logrará salvar el queso.
El peligro de un eventual mandato de Rodolfo Hernández es que ya empezaron a acorralarlo quienes a última hora, ante la derrota de Fico y el odio que sienten por Petro, se montaron en su bus de la victoria. Con esos compañeros nunca logrará realizar sus principales promesas de campaña, vendidas de manera efectista por las redes sociales y que se han convertido en la ilusión de una multitud desengañada, que necesita un cambio urgente.
Cuando Rodolfo incumpla, la frustración de sus electores, sumada a la de millones de ciudadanos indignados, va a provocar que la bomba de tiempo que es Colombia estalle de forma descontrolada y desastrosa.
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