Rodolfo Hernández, los votos sin asco de un país sin alma

Rodolfo Hernández, los votos sin asco de un país sin alma

Quienes están con el ingeniero dicen que "Colombia necesita un gerente". Sin embargo, creo que el electorado de este país necesita urgente atención en salud mental

Por: Ethan Frank Tejeda Quintero
junio 01, 2022
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Rodolfo Hernández, los votos sin asco de un país sin alma
Foto: Leonel Cordero

Los votos que Fico sacó son de él. Las maquinarias lo traicionaron. Era el gancho ciego. Uno descartable. Que por egolatría llegó a creerse el ser ungido. Era fácil entrever a los caciques y a la matronas sufriendo el hecho de tener que levantar la mano en tarima de un sujeto cuya conversación se agota en el saludo. El remate de su campaña fue una mujer que decía: "Si viene de Antioquia es de Dios, gane, gane, gane". Y todos le hicieron pistola.

Concentraron los esfuerzos en departamentos con electorados tan ignotos e inexplorados como sus territorios. Esa fue la jugada. Hacer escándalo al ensillar una bestia cuyo jinete se pretendía invisible y hacerle el afeite al caballo loco en la última recta. Fuste y putazos, esa fórmula gana el derby. 

En un momento en el que lo único que une a las clases sociales es el embrutecimiento, ahora la inconsecuencia será tal que la primera pareja diversa en asir el poder en el país se unirá a la campaña del hombre que a las mujeres las relata solo entre el manoseo y la estigmatización prostituyente. 

Y el "inteligentísimo" Julián Rodríguez Sastoque tendrá que hacer el mandado de edulcorar al nuevo monigote del fascismo colombiano. Y así el concejal más joven de la historia será bastón del ser más ultramontano de la nación. Un hombre que no quiso ir más allá de su cocina el día de su suerte. No hay angustia en él más allá de un electorado virtual. 

De tal manera que es el dulce perfecto para quienes pueden entregar la chequera, pero se guardan el derecho de mantener en la indignidad, la marginalidad y la dependencia a la población y a las regiones. A esos lo único que les importale es parar a Petro. Y crean la sensación de que el hombre Pi es el muro contra el que se estrelló la clase política. Cuando no es más que una tapia contra la cual ya practican Paloma, Cabal y José Obdulio. 

Los próximos cuatro años no serán más que una partida de racquetball para la extrema derecha colombiana. Cancha y paredón se alternarán sin cesar. Llevándonos a la dificultad de distinguir entre la esperanza y la estupidez. 

Hambre es lo que hay y hambre es lo que viene. Y se burlarán de las posibilidades de todos y todas. Quedarán "reídos" - ¿Re idos, engreídos y engrupidos?- aquellos que dicen "defender la democracia" y "proteger las libertades", pero les molestan los sindicatos, se hacen los locos ante el crimen sistemático de líderes sociales, creen que son más peligrosos un grupo de casi niños armados de palos y escudos de lata que los ejércitos privados que desalojaron del territorio tanto al Estado de bienestar como a la fuerza pública. 

Hablan de proteger al país, pero dejaron deteriorar tanto las relaciones que ya las masacres no llaman ni a escándalo ni a reflexión. Este pais del "algo habrá hecho" ya tiene como dignatario a uno que es al tiempo el tonto, el niño y el borracho. Un "fenómeno en redes". Que se mueve entre el grito y el chiste flojo. Con los que no logra disimular que su sombra se proyecta en forma de ave rapaz. 

Con él el único avance es ir del carroñero al gavilán. Ya se anticipa que ante cada tragedia el hitleriano saldrá a hacer un TikTok. Y esta historia dejará de ser un paño de lágrimas a ser el pañuelo de los mocos de un autoritario.

Uno que gobernará, bombardeará, destruirá por decreto y por redes. Qué se jodan todos. A él le dio por ser patriarca ya bien entrado el otoño. Y terminó ganancioso sobre las ruinas de los partidos y sobre uno que quiere ser presidente "GEA como GEA". Y el triunfo lo habrá de confundir con recibir licencia de hacer lo que sea. Es por eso por lo que en su primera decisión decretará el Estado de Conmoción y se llevará puesto al poder judicial. 

Mientras el Congreso quedará ante dos opciones: la venta (tan del gusto de la política tradicional) o la disolución. Mientras se fortalece la tradición del Ministro del Interior convertido en jefe de propaganda y el de defensa en premier de guerra. 

Ver el gabinete del Hernández será casi como leer la nómina de los escritores colombianos invitados a la Feria del Libro de Madrid 2021, cuya principal característica era no criticar la brutalidad, la tiranía y la estupidez ejecutiva. 

En otras palabras, una vergüenza. Nadie serio o cuerdo se pondrá a las órdenes de un energúmeno que parece extraído de un epigrama medieval. Que va a hacer del país algo parecido al panorama de aquel "Añasco el de Talavera" del que escribiera Quevedo. Así la pútrida tricolor será: "¡Oh mesón de las ofensas! ¡Oh, paradero del vicio, en el mundo de la carne, para el diablo, baratillo; en donde los cuatro cuartos han sido por muchos siglos ahorro de intercesiones, atajo de laberintos!". 

Votar por Rodolfo es proceder sin ascos. Es tomar la opción más pestilente. Es tragarse entera la estupidez. ¿Trabajar con él será renunciar a lo humano? Que lo diga Becassino que prefiere joder un país que resignar el que le digan "eres un genio". Rodolfo es la opción de los que no tienen escrúpulos. 

Creer en su visión de país es reproducir la nación mafiosa en la que lo admirable de un sujeto depende de "cuánta plata tiene". ¿Los que le siguen de verdad creen en convertir las cárceles en campos de concentración? 

¿En serio piensan que el ministro de economía solo necesita saber sumar y restar y mirar solo el haber y el deber? Ya los veremos celebrando el que maltrate a Fecode, lo han de secundar cuando destruya a la universidad pública. Lo han de pedalear para que le quite los esquemas de seguridad a los líderes políticos amenazados por los diversos grupos armados y organizaciones criminales. 

Me dirán, "de eso no hay que preocuparse, él ya tiene pensado un otrosí para desmovilizar esos grupos". Y se harán a la idea de que "Colombia necesita un gerente". Mientras nos vamos a dormir pensando que el electorado de este país necesita urgente atención en salud mental. De otra manera lo imposible no dejará de ser identidad.

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