La persecución, primero local y hoy nacional, de la que ha sido víctima el alcalde de Bucaramanga Rodolfo Hernández en los últimos meses no se detiene. La incomodidad que ha causado este entre los tradicionales caciques políticos de su ciudad desde que asumió su cargo es tal que han llegado al punto de ponerle trampas para hacerlo caer a como dé lugar.
Hernández es un próspero empresario de la ciudad y de edad avanzada, cuyo único interés ha sido arrebatarle el poder a los corruptos para devolvérselo a la gente. Así lo anunció en campaña, y así es evidente que lo ha hecho, su lucha para que la gente denuncie actos de corrupción, para que los policías y guardas de tránsito no reciban sobornos de las personas y su reiterada negación a pactar puestos burocráticos y contratación con los concejales de la ciudad, así lo demuestran.
Pero quienes lo conocen y lo quieren ver caer saben que una de sus grandes debilidades es su temperamento y, la otra, que lo acusen a él o a su familia de actuaciones indebidas. Fue así como un concejal lo hizo caer en la tentación de responder y esto extrañamente quedó grabado en video. Lo más raro aun es que en cuestión de unos pocos días, tiempo récord, ya la Procuraduría General de la Nación lo había sancionado por tres meses fuera del cargo.
Ni a Hernández ni a nadie en la ciudad le cayó por sorpresa la sanción, pues, según dicen, uno de esos caciques santandereanos que tanto quiere al alcalde fuera del poder es precisamente el reconocido político liberal, Horacio Serpa Uribe, cuya sobrina, Diana Serpa Preciado, es la esposa del Procurador General, Fernando Carrillo.
A esto le sumamos otra coincidencia, y es que esta sanción se presenta justo cuando el país conocía que Carrillo se había beneficiado en el pasado de contratos del Grupo Aval, hoy en problemas por el escándalo de Odebrecht y el fiscal Néstor Humberto Martínez. Mejor dicho, parece que el procurador mató dos pájaros de un solo tiro: cortina de humo para su escándalo y un golpe certero al enemigo de sus socios familiares y políticos, Horacio Serpa Uribe y su hijo hoy senador, Horacio José.