El uribismo va a agarrar su última oportunidad: Rodolfo Hernández.
Un especulador inmobiliario, admirador del discurso nazi. Para quien es consecuente sugerir campos de concentración y "ciudadelas carcelarias" en pleno siglo XXI.
Él dice: "compramos 200 mil hectáreas en los Llanos Orientales y le damos una hectárea a cada preso para que trabaje y se gane su alimento". Y muchos le aplauden la "gran idea". Sin detenerse a pensar en la complejidad de la declaración.
¿Así concibe él la integración nacional? Para él existen territorios asumibles a la idea del castigo. Su purulenta alma está habitada por la noción de las vorágines. Seguro el Barrera de Rivera también era ingeniero. A pesar de ser tan pío, para él la idea de "dejar morir de hambre al que no trabaje" es admisible. Y muchos se emocionan ante la probabilidad. Lo celebran, crean numerales en los que la palabra "viejito" se puede cambiar por "dictador".
El aplauso y el rabiar se encuentran. "¡Qué es esa vagabundería de los Derechos Humanos!" Dirán los electores de lo que el personaje de Pepe Robayo en la serie de Juanpis González llama "el candidato sin filtro". Aquel que no conoce de prudencia, empatía, virtud. Mucho menos le da valor a las lecturas disciplinares y/o epistemológicas.
Ese es el ethos del fixer. Del que desconoce. Como lo hace Rodolfo. El Tiktoker, the punisher, el adalid. A quien le incomodan todas las corrupciones menos la suya. Para quien todos los saberes son sospechosos, menos los suyos. El hombre ungido que tiene el derecho al nepotismo. El emperador de los santanderes.
Él Napoleón pingo es pura animosidad, cero positividad. Entendiendo esta como certidumbre científica. En ese sentido, viene bien preguntarle al candidato certificador de los "lamesuelas de los corruptos": ¿Qué entiende por Llanos Orientales? ¿Es consciente que dicha noción se mueve dependiendo de la ampliación de las fronteras agrícolas y pecuarias?
Cuando habla de comprar 200 mil hectáreas a quién piensa hacerlo; el "saber hacer plata" le licencia la informalidad y el brutismo en un país de tenedores de la tierra avezados que se benefician de los atrasos en el registro y titulación de la tierra.
En su idea hará socios a esos que llenaron el territorio de ejércitos privados para aprovecharse de la vulnerabilidad de los que ahí habitan. En su propuesta, ¿se negociará con las comunidades, a las que desconoce, o con "los tenedores de buena fe de la tierra"?; ¿no le parece sospechoso que un ingeniero que hizo fortuna con la especulación inmobiliaria proponga hacer una ciudad, de la nada, como salida de un pedo de Tomás Moro?
En otro sentido, ¿qué sabe Hernández de la agronomía de los "Llanos orientales"? Él se cree las leyendas de "nuestras tierras fértiles", tiene el imaginario de que todo lo que se tire a la tierra aquí "prende milagrosamente".
Desconoce que las grandes extensiones de tierra en ese territorio son dadas por la improbabilidad de sostener sin expansión permanente a los modelos asumidos a la revolución verde, pues dichas geografías cuentan con una vocación más forestal que productiva.
Algo que ya ni los beneficiarios de los grandes hatos desconocen. Él cree en un esquema de producción e intercambio que por condiciones sería una velada condena a muerte o una cadena perpetua determinada por la miseria.
Solo la brutalidad y el cinismo mueven los ánimos de alguien como el Bucaram de BUCARAManga. Él tiene una noción de Colombia que no alcanza a ser ni siquiera decimonónica. Porque concibe la relación con los territorios que el Estado no ha logrado ocupar no con caracterización y desarrollo, sino con castillos y grilletes.
Por eso, quedamos esperando otra de sus grandes ideas, seguro en ella le va a informar a algunos que les va a tirar la basura de todo el país en la cabeza. Desechos o personas, porque para gente como él, hitlerianos de pura cepa y pepa, son "la misma mierda".
Todo para la emoción de un país que celebra lo insustentable, porque ya no hay quien haga la memoria de las brutalidades acumuladas. Gentes a las que ante la mención de Gorgona y de Araracuara lo primero que se les ocurrirá es que "seguro es una nueva serie de Netflix".