Ernesto Olarte es un viejo amigo del ingeniero Rodolfo Hernández. Juntos estudiaron el bachillerato, en Bucaramanga y la universidad en Bogotá. Sus rabietas y las peleas lo hicieron famoso en el colegio Santander de Bucaramanga, un rasgo de personalidad impulsivo que lo ha marcado siempre.
Olarte y Hernández llegaron juntos en bus a Bogotá y compartieron días de frío, aulas de clase y cafetería en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional, cuando a nadie se le pasaba por la cabeza que podía llegar a la Presidencia de la República. Recuerdos que ayudan a entender a este ingeniero convertido en líder político que arrastra mucha gente para quienes su carácter, antes que defecto, es una cualidad.