Nuestro recorrido por parte de esta infraestructura compuesta por túneles de hasta 240 metros de profundidad (toma 15 minutos bajar en ascensor), válvulas, muros, llaves, compuertas, pozos y tuberías, termina en la estación de bombeo. Como el ascensor está en mantenimiento debemos descender por escaleras unos 60 metros, aproximadamente.
Estamos rodeados de agua, la que cae por túneles directo al embalse de San Rafael y la que pasa a la planta para tratamiento. Además, tecnología de países diversos, ideas y diseños de muchas cabezas conviven en este lugar: Alemania, Estados Unidos, Brasil, Francia, Japón, Colombia.
El frío del metal y del agua, sumado al vértigo, los sonidos y la profundidad nos dan una dimensión del largo, fascinante y solitario camino del agua en sus 42 kilómetros de viaje. El agua nos cuida.