Desde hace ya más de 20 años el festival Rock al parque se convirtió en un icono en Bogotá. Sus insípidos principios a final de los 80 y principio de los 90 no auguraban que este festival se convertiría en el monstruo en el que es hoy en día. Al principio se inició con un bajo presupuesto como incentivo para los músicos de rock colombiano y poco a poco fue creciendo hasta convertirse en lo que es hoy: un concierto gratuito gigantesco, que de rock ya tiene muy poco. Aunque a los jóvenes les gusta ir y reunirse a escuchar música, puedo decir que las últimas ediciones el rock ha sido escaso.
Hemos visto muchas fusiones con músicas folclóricas y otras cosas como reggae y otros géneros que en mi opinión no califican como rock. Hay personas que incluso dicen que esto debería terminar porque en realidad este festival ya no cumple ninguna función, incluso que sería mucho mejor invertir los miles de millones que se gastan organizándolo en otros rubros que sean más necesarios para el avance de la ciudad y sus habitantes. Yo, en parte, estoy de acuerdo porque he visto en carne propia cómo algunos se lucran y los que menos sacan de todo este movimiento de dinero son los músicos de rock colombianos. He visto aparecer empresas que solamente existen para trabajar en Rock al Parque y que utilizan las influencias que tienen para arrebatarle el trabajo a los demás.
Si queremos que Rock al Parque siga tenemos que cambiar todo esto y hacer que los que se beneficien sean los músicos de rock colombiano. También, que se cree una verdadera cultura rock, que en futuro les dé oportunidades a esta multitud de artistas de rock que hay en Colombia y a quienes nadie les da oportunidades, a menos de que tengan dinero, no importando cuánto talento tengan. Mi mensaje no es acabar con estos festivales ni mucho menos, es que realmente se replanteen para que cumplan un propósito bien claro, se controle exactamente la cantidad de dinero que se invierte y a quienes les queda.
Rock al Parque y los demás festivales no pueden darse el lujo de ser otra entidad gubernamental más, manejando burocraticamente los presupuestos que se les asignan para favorecer a las personas que están en la rosca. Democracia en los festivales estatales.
