Los que vamos a Rock al Parque ya estamos acostumbrados a oír mensajes oficiales que bautizan al festival como “tres días de extrema convivencia”, pero en la práctica sucede todo lo contrario.
La convivencia del festival fracasó hace años, pues son comunes las peleas, los golpes y las agresiones entre muchos de los asistentes.
En esta oportunidad escribo estas líneas por la indignación que me produce el comportamiento de los barristas de Millonarios durante la presentación de la banda argentina de punk-rock Dos Minutos.
Está mal generalizar y decir que todos los barristas son unos desadaptados, pero también caeríamos en un error si decimos que no hay desadaptados ni criminales en el mundo del barrismo. Es más, podemos decir, sin temor a equivocarnos, que hay bandas de asesinos que se identifican con equipos de fútbol en Bogotá y Colombia.
Lo que se vio el 3 de julio no tiene presentación.
Llegaron estos hinchas de Millonarios cantando sus cosas y su forma de “disfrutar” el show de la gran banda argentina fue perseguir, con puñales en mano y sin motivo aparente, a los demás asistentes a Rock al Parque que tuvimos que correr por nuestras vidas.
La estampida de barristas en contra de todos los asistentes se repitió unas tres o cuatro veces, y la Policía y los encargados de convivencia del Distrito trataron de controlarlos pero fue inútil. ¿Qué pueden hacer unos pocos “tombos” y otros cuantos “chúcaros” contra una banda de crimen organizado como esa?
Nunca pensé decir esto, pero ojalá hubiera estado el ESMAD para que les diera una buena paliza ya que con esa gente el diálogo es un imposible.
Los errores de la organización
Es injusto culpar a la organización del pésimo comportamiento de esa gentuza, pero si debemos decir que cometieron errores graves en materia de seguridad.
Cuando se censuró la participación de Paul Gillman, la excusa oficial fue que “por razones de seguridad” era mejor que el metalero venezolano no se presentara. Sin embargo era un secreto a voces en Bogotá y Colombia, que la presentación de Dos Minutos generaría actos violentos por parte de los barristas de Millonarios.
Con el dolor del alma debo decir que la organización no debió invitar a Dos Minutos. Nos puso en riesgo a todos los asistentes.
¿Convivencia?
Pura carreta. La gente confunde “poguear” con agarrarse a golpes. Y pues bueno, el que se mete a un “pogo” entiende los riesgos de meterse, y si decide hacerlo, que asuma las consecuencias, porque ¿cómo obliga uno a la gente a no hacerlo? Desafortunadamente no se puede.
Por ejemplo: durante la presentación de Panteón Rococó, el vocalista invitó a los asistentes “a hacer un círculo de la paz”… pero lo que resultó fue que se hizo un círculo para después romperlo y agarrarse a golpes con los demás del “pogo”.
Salgo muy triste e indignado de Rock al Parque 2017. Queda claro que el festival es una de tantas pruebas de la imposibilidad de la paz en Colombia, y también queda claro que, en este momento, los barristas de Millonarios son más peligrosos que las FARC.
¿Qué van a hacer las autoridades para solucionar el problema del barrismo de una buena vez?
