En una era en la que líderes mundiales como Donald Trump se atreven a negar la existencia de crisis ecológicas como el calentamiento global con tal de perpetuar la devastación de sus industrias, resulta vital que la academia tome cartas en el asunto con respuestas alternativas.
¿Cómo reubicar un hormiguero sin amenazar las especies y a la vez impedir que perjudiquen algunos cultivos en Colombia?, ¿alguna vez se imaginó que la robótica pudiera ser aplicada para el control de plagas?
Preguntas como estas son las que se hacen semestre tras semestre centenares de investigadores de la Universidad Nacional de Colombia. Preguntas que pocos se harían dentro de un contexto cotidiano ajeno a la academia y que parecieran irrelevantes, o sacadas de una película de ciencia ficción, pero que pueden decantar en grandes avances científicos no solo para el país sino para la humanidad, en general.
Para continuar con el ejemplo, un grupo de investigación de la Facultad de Ingeniería llevó los estudios sobre la orientación espacial de los insectos sociales (abejas, termitas y hormigas) un peldaño más arriba. Pues descubrieron que la robótica puede ser aplicada para el control de plagas.
En su investigación, Hernán Paz Penagos, Mauricio Alexander Vargas Rodríguez, Oscar Forero Bermúdez, Juan Francisco Pabón Caviativa, y Jovan Plaza Martínez, reseñan algunos métodos de orientación de las hormigas mediante campos geomagnéticos detectados y ahonda en el análisis de la orientación de estos insectos por medio de magnetotaxis (respuesta de algunos organismos frente a señales magnéticas). De este modo, se realizaron varios experimentos en Sasaima, Cundinamarca, en los que se implementaron varios mecanismos de interacción entre la hormiga cortadora (Hymenoptera: Formicidae) y el campo geomagnético, para desarrollar una propuesta de manejo ecológico de este tipo de hormigas que le causan perjuicios a la agricultura colombiana.
No obstante, se reconoce que el camino es muy incipiente todavía, ya que los mecanismos de orientación y su integración en los insectos en mención hasta ahora empiezan ser descifrados y aún queda mucho por conocer de ellos.
Investigaciones como esta se generan a diario en la Universidad Nacional de Colombia, que este año cumple 150 años de producir y validar conocimientos como este, los cuales decantan en la construcción de una nación, que así sea a partir de pequeñas iniciativas como ésta, emiten una contra respuesta a las atrocidades que gente como Trump implementa a diario para seguir devastando el planeta. Es por esto, que para celebrar semejante aniversario, la Nacional ha desarrollado la Cátedra Sesquicentenario, un espacio para dar a conocer a la comunidad académica y externa trabajos tan interesantes como el acá mencionado.
“La Universidad produce una gran cantidad de conocimiento que es importante difundir y dar a conocer, no solo a la comunidad académica, sino al público en general para que no quede sepultado en el anonimato, sino que por el contrario, sea tenido en cuenta para que poco a poco, vaya causando grandes transformaciones, a partir de las pequeñas acciones”, afirma el profesor Jorge Enrique González, coordinador de la Cátedra, sede Bogotá.