Hace 10 años Petro lucía como Chómpiras, un torpe ladrón interpretado por Chespirito, el memorable guionista que admiraba a Shakespeare.
El Mercader de Venecia. La patria boba tuvo como antecedente el «préstamo» requerido por unos «morales», para causar estragos. Pero esa petición fue negada porque dicha pieza estaba maltratada, y perdía valor, tras haberla concedido demasiadas veces (Historia del Florero, archivobogota.secretariageneral.gov.co).
Romeo y Julieta. Estamos arruinados y seguimos «prestándonos» para semejantes papelones. Tal como los bancos, Gaviria tomó fiada la herencia de los Galán, y los dejó sin nada; confundió al nuevo liberalismo con su gemelo venenoso -el neoliberalismo-, y su yerno pertenece al bando enemigo.
Otelo. Presidentes morosos, Samper subastó patrocinios ilegales; Pastrana salvó a nuestros verdugos usureros, y quien traicionó al gran colombiano se habría repartido el auspicio con el partido del archiduque, que estará en deuda eterna con el «ññ».
Macbeth. La moral del descendiente de Zuluaga es tan fantasmal como la del hijo pródigo de Petro, quien lucró la campaña contra la Liga Anticorrupción. Y la primera dama protesta demasiado; veremos qué tan manchadas tiene las manos, aliada con pésimos actores o fantoches.
El Rey Lear. Duques provocando incordios; usurpadores, testaferros y novelones familiares. Errores de juicio de Petro, como padre y jefe de estado, quedaron en evidencia: su coalición era abyecta, su gobierno es disfuncional y su reprobación terminará devolviendo el reino a los antiguos propietarios, porque el pacto histórico era otra rapiña nepotista y clientelista, como la de cualquier clan dedicado a «fachar» o defraudar pagando grupos de «aval».
La Fierecilla Domada. La hermana intentó espantar a las pretendientes de su pariente. Dicen que los hijos son «prestados», y el malcriado terminó declarando a gritos independencia de su padre. Tras la traumática venganza por su abandono, pronto sufrirá el castigo de la mansión por cárcel, donde vestirá alta costura a rayas, comerá a la carta, tuiteará y seguirá aprovechando que la distancia más corta hacia el poder o la riqueza, según demostró aquel Euclides, es hacer torcidos.
Ricardo III. Roa debe renunciar a Ecopetrol. Pese a las apariencias, la institucionalidad democrática siempre estuvo colapsada, la pirinola del «robo» sigue rodando, y las anarquías de los advenedizos o las élites se libran de la justicia invocando el mantra “ladrón que hurta a granuja, merece 100 años de perdón”.
Hamlet. A Duque se le aparecieron 3 eventos que ofrecían poco para celebrar: el bicentenario, el covi -d, noc y andina- y el trigésimo aniversario de una constitución degradada, que nos mantiene anclados al pasado. Ese tragicómico legado lo encarnó Petro: abdicar o no abdicar, esa es la cuestión (o encrucijada en el alma).
La Tempestad. Colombia naufragó; el sueño del cambio no prosperó, Petro podría ser depuesto -mientras eligen burgomaestre al creador de narcos en serie-, y los políticos, oligopolios o banqueros parecen Falstaff: fanfarrones y vividores de dinero «prestado». Así «roboro» que Colombia escenifica el caos y el «robo».