Una de las últimas en ser víctima de los estafadores fue la comediante Alejandra Azcárate, famosa por haber descendido a los sótanos del infierno, por la relación de su esposo con un cargamento de cocaína que cayó en San Andrés dentro de una avioneta de su compañía.
A la actriz y a un sin número de personas les han hackeado sus cuentas de Instagram, desde las cuales envían mensajes a sus contactos con los cuales los estafadores intentan venderles objetos y servicios a los incautos que creen en aquellas publicaciones, ya que vienen de cuentas conocidas o verificadas que son muy apetecidas por los estafadores, para quedarse con el dinero de sus víctimas.
Otra de la formas para robar es usando las cuentas de conocidos para enviar retos y juegos con los que dicen que darán dinero si son capaces de lograr algún objetivo. Como el reto de encontrar diferencias entre dos imágenes prácticamente idénticas. Algunos estafadores lo que quieren es apoderarse de las cuentas para revendérselas a los dueños originales o para estafar con ellas a sus seguidores. Las cuentas con muchos seguidores son las más apetecidas, pero cuentas normales también les funcionan.