De eso no les quepa la menor duda. La ecuación es obvia y el resultado no puede ser otro. Si en su afán de volver a recibir el Oscar en la categoría al opositor más radical, Robledo fue capaz de invitar a votar por Zuluaga (eso era lo que significaba votar en blanco); si no le importó que el proceso de paz se fuera a la basura y llegó hasta el punto de echarle encima el partido a Clara, no les quepa ninguna duda que es capaz de convertirse en un peón del Uribismo, con tal de hacerle zancadilla a Santos.
Él mismo lo dijo, de frente, como para que después no lo tilden de incoherente: "Puede suceder"... así contestó Robledo cuando en El Tiempo le preguntaron si haría alianzas con Uribe. El Senador en cambio, en la misma entrevista, se opuso contundentemente a que el Polo tuviera una representación en el gobierno, hecho que fortalecería al partido, a sus bases, pero lo más importante, que le daría relevancia a sus ideales programáticos.
Si alguien del Polo llega al gobierno, no va a ser para darle palmaditas en la espalda al presidente, allí habrá de llegar quien represente el ideal de país que vislumbra la izquierda en Colombia. Una persona que luche por ver un campesino abundante, un niño alimentado y un hospital digno. Eso hará obviamente que la bancada amarilla, sólo en algunos casos, cuando se solventen los fines sociales perseguidos, apoye al gobierno, sin que al hacerlo se esté obrando en contravia a su naturaleza como partido de oposición.
La oposición es sana cuando no se realiza de forma ciega, es decir cuando esta se fundamenta en hacer valer unas ideas y no en callarle la boca a alguien a pastelazos. Esa actitud irracional, es igual de facha a la que despliegan aquellos que están en el extremo, echando plomo en el monte y jalando la cadena de las motosierras. Ellos son tan radicales con su armamento, como usted con sus palabras Senador Robledo.
Yo sé como se cuecen las habas. En los estrados he estado defendiendo procesos de yidispolitica, parapolitica y farcpolitica. Llevo 14 años apoderando congresistas como usted Senador Robledo. Sé que ese espaldarazo del Centro Democrático al proponerlo como presidente del Senado, no pudo salir de la nebulosa. No fue un guiño coqueto sin importancia.
Al gamonal de poncho y metralleta lo conocemos todos. Él no da puntada sin dedal. Tan preciado aval, la medio pendejadita de querer verlo presidiendo el Senado, demuestra la coincidencia futura de criterios y finalidades que existen entre usted y los Uribistas. Ese apoyo Senador Robledo no es esporádico, tuvo que salir de un diálogo previo al son de unas coplas y un whisky escocés; o porque no, trepados en un caballo de paso, pasándose la botella de aguardiente de mano en mano y observando el Ubérrimo, paisaje de una hermosa llanura cordobesa.
