Llegó el día. Jorge Enrique Robledo recorre el largo corredor que lo lleva a la oficina 611 en el sexto piso del edificio del Congreso.
Recoge documentos, alista libros, empaca cuadros, se prepara para partir. Cierra la puerta. Son veinte años de jornada diaria; allí preparó los 130 debates de control político y cientos de leyes que contribuyeron a los cambios.
En soledad, con el temple que lo caracterizó a la hora de tomar el micrófono en el atril, el mejor senador de Colombia se despide: la tarea ya está echa. Diego Fajardo lo acompañó.