Vagabundo fue un álbum glorioso. Era la época en la que los jóvenes teníamos que ahorrar las mesadas del colegio para comprar un C.D que eran inalcanzables para un bachiller. En ese año salieron obras maestras como Comfort y música para volar de Soda Stereo, Re de Café Tacuba, el Umplugged de Charly García y, entre toda esa constelación de trabajos, se destacó el de Robi Draco Rosa. Pocos sospechábamos que el ex Menudo podría transformarse en un rockero de vanguardia, atrevido, extremo. Vagabundo lo catapultó y en Colombia canciones como Penélope se transformaron en clásicos instantáneos.
Medellín siempre fue su casa. La última vez que visitó la ciudad fue en el 2013. Lleno absoluto. Ahora regresa con su espectáculo en una única función el próximo 2 de septiembre en el Teatro Metropolitano. Unos días antes, su formato Lo sagrado y Lo maldito estará en Bogotá el 31 de agosto reinaugurando el teatro Jorge Eliecer Gaitán. Desde ya la expectativa es total. Robi es de la casa y Medellín se lo hará saber