Gracias al librero Álvaro Castillo propietario de la conocida librería de antiguedades y libros leídos, San Librario, el director del Tiempo Roberto Pombo pudo quedarse con un ejemplar de la primera edición del Nobel por la que pagó lo que le pidieron. El librero la consiguió en una libreria en La Habana de donde trae joyas editoriales de la literatura latinoamericana. Suramericana, la editorial argentina dirigida por Francisco Porrúa publicó un pequeño tiraje del libro del nobel que se agotó rápidamente y para la segunda edición cambiaron la portada, razón por la cual la primera adquirió un especial valor.
El plan de Saúl Kattan para liderar el proyecto de inteligencia artificial en el gobierno Petro
Como consejero presidencial para la transformación digital y cómo expresidente de la Junta de Ecopetrol, está buscando junto con Roa tener control sobre InterNexa
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