Leí las columnas de Yolanda Reyes, Juan, y uno entiende el malestar de varias escritoras colombianas, me dice con la mirada enterrada en el suelo. Estaba en Francia, sí, en el lanzamiento de mi novela La Ceiba de la memoria, en francés. Solo cuando regresé entendí por qué protestaban. Colombia es un país con muy buenas escritoras. Y se cruza de brazos como dando a entender que es un tema que no solo causó desazón en voces femeninas como la de Reyes, Carolina Sanín, Paola Guevara, Pilar Quintana, Carolina Vegas – entre otras—sino en las de varios hombres, también escritores, como él.
El maestro Roberto Burgos Cantor, novelista y cuentista cartagenero desde que tenía 16, y director del único departamento en Creación Literaria de Colombia, el de la U. Central, se refería al debate sobre la ausencia de escritoras colombianas en un evento literario en París, el pasado 15 de noviembre, en el marco del año de temporadas cruzadas Colombia-Francia. Una polémica que, inclusive, hizo que escritores como Juan Álvarez -- uno de los 12 invitados al evento—se bajaran del bus, y, ni siquiera, viajaran a Francia.
Recuerdo que Juan (Álvarez) participó en el taller de escritura impartido por Isaías Peña Gutiérrez aquí en la Universidad Central, me explica Burgos Cantor cuando le pregunto por algunas de las plumas reconocidas que han pasado por este departamento. También han estado Jorge Franco, Nahúm Montt o Andrés Mauricio Muñoz, repunta. Aunque hoy, con la maestría y la especialización, estamos formando a varios profesionales – filósofos, historiadores, economistas, hombres y mujeres-- que quieren escribir Ficción.
Y es que los datos dan cuenta de ello: la maestría en Creación Literaria y la Especialización en Creación Narrativa, que pertenecen al departamento de Creación Literaria de la U. Central, cuentan, en diciembre de 2017, con más de 80 profesionales inscritos. Lo anterior sin mencionar el pregrado en Creación Literaria, también de la U. Central, del que hacen parte más de 200 estudiantes.
Cuenta Burgos Cantor – autor de siete novelas y seis libros de cuentos-- que en los años sesenta, cuando estudiaba Derecho y Ciencias Políticas en Bogotá, no existían programas de posgrado en literatura, ni mucho menos en escritura como los que existen hoy en día en la U. Central. El mejor taller de literatura rusa que tuve, dice, fue cuando estudiaba Derecho. Era obligatorio.
El maestro de 69 años se acercó por voluntad propia a autores como Virginia Woolf, Jodeph Roth, Truman Capote, León Tolstoi, Henry Miller, Machado de Asis, García Márquez, Homero, Cervantes, Proust, entre muchos otros que han inspirado su carrera como escritor y que, alimentándose de su narrativa, le han dado distinciones como el Premio de Narrativa José María Arguedas de Casa de las Américas (2007), o el Congo a las Artes en Barranquilla (2001).
Sin embargo, Roberto Burgos Cantor descubriría a autores como Cervantes, Hemingway, Maupassant, el Gabo novelista, ensayista y periodista – indispensables en la maestría y la especialización de la U. Central— no en su vida académica, sino en su camino como escritor autodidacta.
La escritura es un asunto moral, dice Burgos Cantor, autor, también, de varias
reseñas literarias y ensayos en revistas como Cromos, Cambio y crónicas en el periódico La Prensa. El escritor contemporáneo requiere de talento, disciplina y un poco de suerte, remata. La disciplina la impartimos en el departamento y el talento lo tratamos de explotar, dependiendo de cada estudiante.
Por algo será que varios estudiantes del departamento en Creación Literaria de la Universidad Central, como me mencionó en las dos horas de nuestra conversación, hombres y mujeres con las mismas capacidades, autores y autoras con el mismo nivel intelectual, han ganado premios como La Cueva, o el Andrés Caicedo, o concursos de escritura distritales. Escritores y escritoras que saben narrar, que saben enganchar como el maestro Roberto Burgos Cantor. Que saben contar verdaderas historias de Ficción.
*Artículo patrocinado por la U. Central
