Ciertamente, el andar de la historia no deja de sorprendernos con sus giros inesperados, que pueden convertir hasta un momento inefable de la humanidad en un evento que habla de esperanza, de restauración, de un mañana mejor.
La exposición de Robert Brandwayn ‘El Tiempo del no Tiempo’, con Curaduría de Piedad Casas Otoya –Curadora Coach del artista desde hace 5 años– llega al Museo Histórico de Cartagena (MUHCA), con el montaje del Grupo Conservar, dirigido por Salim Osta y el MUHCA, trayendo consigo una historia que guarda la memoria de la migración de su familia, desde Polonia a Sur América, en 1934.
Brandwayn procesa íntimamente esta historia y la transforma, a través de un hecho creativo contemporáneo, en una obra de carácter universal, que habla, a través de diferentes lenguajes y técnicas creativas –fotografía, collage, pintura– de desplazamiento, de arrancar raíces y resembrarlas en una nueva tierra, de la promesa de una vida mejor. Habla de pervivir.
Gran parte de su obra está recubierta de una espiritualidad que trasciende la religión y que proviene de su búsqueda muy personal por asir o acercarse a lo sagrado, a la divinidad. Y lo hace integrando textos esotéricos del misticismo judío –la Cábala– a sus trabajos, como los textos que provienen del Zohar, escritos durante la España del Siglo XIII y expandidos por el mundo luego de la expulsión de los judíos de la Península Ibérica.
Y esta historia viene al caso justamente porque esta expulsión de los judíos de España, en 1492, produjo una extensa población migrante Sefardí hacia el Nuevo Mundo –América Central y Sur América, principalmente– huyendo de la persecución de la iglesia cristiana, quien, al percatarse de que los judíos se habían convertido falsamente al cristianismo, instauró el Santo Oficio de la Inquisición, con el objetivo de acabar con las ‘herejías’, incluido el judaísmo.
Hasta las colonias de América llegaron los poderosos brazos de la Inquisición española, la cual funcionó también en Colombia, para cumplir con esta bula papal instruida en 1610. Tuvo su sede en la ciudad de Cartagena, en un primer edificio que posteriormente fue demolido para construir, en 1770, el actual palacio. Allí funcionó hasta la independencia de España. Hoy en día, es la sede del Museo Histórico de Cartagena (MUHCA), una de las instituciones culturales más importantes del Caribe.
Es por ello que resulta paradójico que, en el espacio donde una vez se desarrolló el cruel proceso de juzgar las creencias de los judíos e indígenas americanos, hoy se exhiba la obra que cuenta la historia de la migración de la familia judía de Robert Brandwayn.
Y esto nos lleva al momento más significativo de esta exposición: gran parte de las obras de Brandwayn buscan caminos de energía a través del misticismo, que nos lleven hacia la divinidad. Otras reflejan diferentes explicaciones de cómo Dios creó el mundo y como eventualmente, a través de nuestras buenas acciones y de nuestro buen andar, podemos hacer lo que se llama en hebreo el ‘Tikun Olam’, o la restauración del mundo.
El hecho de ‘restaurar’ el mundo,’ o por lo menos, ‘su mundo’, constituye para Brandwayn, una parte fundamental de su obra. Lograr transferir esa idea al gran público, es parte de su misión como artista.
Por eso, resulta un hecho maravilloso que estos muros del Museo Histórico de Cartagena, hoy sirvan de hogar temporal a estas obras, a este ‘Tiempo del no Tiempo’. Quizás una forma de ‘restaurar’, a través del arte y el hecho creativo, un momento doloroso del pasado, transformando de alguna manera, la historia y energía de este histórico edificio.
La exposición ‘El Tiempo del no Tiempo’ se inauguró en el Museo Histórico de Cartagena el 15 de noviembre de 2019. Estará en exhibición hasta el 15 de diciembre de este año.
