La afirmación de que es más delito crear un banco que robarlo se la atribuyen a Bertolt Brecht. Este dramaturgo y poeta alemán sintetizó en esta sentencia toda la tragedia que en asuntos dinerarios sufren millones de personas.
En Colombia, ocurre que los bancos han impuesto un castigo, una tipo de condena, que consiste en reportar a los morosos con calificación negativa en las centrales de riesgo CIFIN y DataCrédito, lo cual parece una condena de cadena perpetua, porque en la práctica nadie sabe hasta cuándo las entidades financieras mantendrán dicho reporte.
Los bancos se originaron en una banca, por eso para crear un banco no se necesita tener dinero, sino ser muy ambicioso y un habilidoso comerciante. Sacar a flote todo todas las cualidades de negociante despiadado. Los tigres más atrevidos triunfan.
En la película El Lobo de Wall Street, protagonizada por Leonardo DiCaprio, se muestra como el personaje principal del film es un fracasado, pero llega a amasar una cuantiosa fortuna comercializando ilusiones con la gente. Jordan Belfort monta una empresa sin oficinas lujosas. Desde allí realiza todas sus operaciones transaccionales. Vende basura por teléfono.
Asimismo los bancos se contactan con el usuario para ofrecerles sus servicios. Al principio le pintan un mundo de maravillas: las tarjetas de crédito son lo mejor del mundo, los primeros meses no van a cobrar intereses. La amabilidad está a flor de piel. Un trato cordial y respetuoso. La delicadeza en la atención al cliente es la más importante hasta que el usuario empieza a fallar en el pago de las cuotas del crédito.
Llaman a los celulares de todas las personas que sirvieron de referencias. Todos los días se comunican para informarles de que el familiar o amigo está en mora con la entidad. Es lo más similar a un acoso. Es una situación enloquecedora. El nivel de estrés es altísimo por causa de llamadas telefónicas. Por las noches la gente no duerme. En el saludo se refieren al cliente como apreciado o estimado usuario. Eso es falso. Quien lo estima a uno no le causa tanto estrés.
En un país sin tantos vacíos legales, esa actitud sería tipificada como delictiva. Pero en Colombia los bancos hacen y deshacen y siguen dentro de los límites legales.
Deberle a un banco o hallarse en mora es horrible, lo peor que le puede pasar a un ser humano. Además, los bancos le prestan dinero a la gente que no lo necesita. Tiene que tener un músculo financiero abultado, una chequera y bienes con qué responder. De lo contrario no se accede al préstamo. Hay que llenar una cantidad de papeles. Resultaría más barato venderle el alma al diablo.
En la actualidad el sistema de prestadiario o gota o gota ha hundido sus raíces en la economía de regiones como la Costa Caribe colombiana. Este fenómeno ha crecido de forma acelerada. Ya hace parte del diario vivir de la gente, pero no es menos horrible que la banca. Uno o varios tipos motorizados llegan todos los días a la puerta de una casa humilde a recoger el poco dinero que el padre o madre de familia logró reunir tras una larga jornada de trabajo informal de sol a sol. Algunas familias se acuestan sin comer con tal de guardarle la plata al cobradiario.
En Colombia hay víctimas de diversa índole, las hay por el conflicto armado, pero no son las únicas, pues también hay unas que son perseguidas por la economía, por la violencia económica. De esas poco se habla.
