Con la sentencia de la Corte Constitucional que viabiliza los territorios Zidres solo quedamos a la espera de una reglamentación definitiva. Trámites administrativos indispensables para que las Zidres empiecen a construir una nueva visión de la ruralidad en el país. En un primer momento se requiere el Conpes que establecerá los lineamientos dispuestos por el Departamento Nacional de Planeación y posteriormente los decretos reglamentarios. Luego de eso la ley que crea los territorios Zidres y que fue sancionada por Santos en 2016 pasará a convertirse en una realidad en el modelo agrario colombiano. Sin embargo, las Zidres no han estado exceptas de polémica y son muy conocidas las posturas de algunos sectores académicos y de izquierda que han desestimado sus objetivos como un golpe certero al pequeño campesino sin tierra y como una carta blanca para auspiciar grandes concentraciones de la propiedad por parte de multinacionales. En ese sentido vale la pena preguntarse por la articulación de estas zonas con lo pactado en el Punto 1 del Acuerdo Final que establece la Reforma Rural Integral (RRI). En realidad, ¿Están tan alejadas las Zidres de la visión del agro que construyeron el gobierno y las Farc en La Habana?.
Considero que no porque en consonancia con lo acordado en La Habana las Zidres formarán parte de la eventual RRl y se articularán con algunos de los puntos pactados y encaminados a cerrar la brecha entre el campo y la ciudad. En un primer aspecto las Zidres buscarán explotar amplios territorios con vocación agrícola pero que por condiciones de accesibilidad no han sido explotados en clave de impulsar proyectos de asociatividad fortaleciendo así el modelo productivo del país. El temor que han manifestado los sectores opositores radica en que se le otorga mucho poder a las empresas para explotar en el territorio nacional y que en la dinámica de cooperación propuesta el pequeño campesino sale desfavorecido. Lo ideal sería que el gobierno respaldará todos los proyectos de los pequeños y medianos campesinos sin la injerencia de grandes sectores agroindustriales. Sin embargo, no es posible pensar un modelo de desarrollo equilibrado sin contemplar la participación del sector empresarial. En ese sentido, el Estado debe ser garante de que las relaciones de cooperación que se establezcan entre el campesinado y el sector empresarial sean las más adecuadas. De la misma forma, la asociatividad se pueda dar entre los campesinos y según disposiciones de la Corte Constitucional cualquier proyecto para la creación de un territorio Zidres deberá surtir tránsito para su ejecución por las entidades territoriales involucradas. En esa perspectiva no se aleja mucho de lo planteado en la Reforma Rural Integral.
En el Acuerdo se plantea la creación de un Fondo de Tierras compuesto de 3 millones de hectáreas para adjudicar en los próximos 15 años entre campesinos sin tierra o con tierra insuficiente, impulsar proyectos de asociatividad campesina mediante créditos y acompañamientos técnicos y/o tecnológicos, darle un impulso a las Zonas de Reserva Campesina, cerrar la frontera agrícola y fortalecer las Zonas de Reserva Forestal. Esos son los aspectos centrales del punto más importante del Acuerdo en cuanto a causas estructurales del conflicto se refiere. Considero que las Zidres no van detrimento de lo acordado y que antes fortalecen las propuestas de la RRI pues los territorios que los van a componer no podrán estar en Zonas de Reserva Campesina, territorios indígenas y deberán estar ubicados en lugares alejados de los grandes centros urbanos, es decir, mientras que la RRI busca fortalecer el agro colombiano cerca de los grandes centros urbanos las Zidres pretenden alcanzar un desarrollo equilibrado en territorios muy alejados y de compleja accesibilidad. No dudo en que las Zidres serán un complemento estructural a la RRI. Un gran paso para convertir en realidad todo lo acordado y que busca modernizar el modelo agrario del país y dignificar la labor del pequeño y mediano campesino.