Se escribe desde los apuntes plasmados por las manos de una guajira dorada por el sol, una wayúu de descendencia, nieta de una gran mujer que alimentó las ilusiones del paladar de la tierra más dulce del norte de Colombia, ese pueblito arenisco cuyas calles son testigos de los relatos de mama Tebe, célebre por sus juicios cargados de nostalgia y costumbrismos y ser la biógrafa más vehemente del gran Francisco el Hombre.
Se relata porque solo desde las palabras con conciencia es posible fecundar reflexiones sobre la realidad del departamento de La Guajira, en cara de grandes transformaciones y con el propósito de replantear el modelo de desarrollo. El departamento de La Guajira es privilegiado desde cualquier horizonte del que se observe, en el caso particular cuenta con todas las condiciones para emprender grandes proyectos de generación de energías renovables. Con una radiación solar de 6 km, que representa un 66% superior al promedio mundial, inspira la esperanza pronta de que es el lugar más propicio para el crecimiento de las energías renovables en el territorio colombiano.
De igual modo estudios han señalado que el departamento de La Guajira cuenta con 15.000 MW en energía eólica, lo adecuado para entablar un cambio sustancial en la política económica y social de la región. La Guajira, entra a constituirse en el territorio colombiano con el inaplazable y venidero futuro fundamentado en el desarrollo sostenible.
Se razona hacia la premisa de que es el momento ideal para escuchar al pueblo, sentir el viento y contemplar el sol, motivado en la reconsideración de las relaciones con los grupos humanos, en la participación ciudadana en la toma de decisiones respecto a los proyectos de energías renovables, como un hecho generador de cambio para el desarrollo sostenible e incluyente.