Riohacha, eternamente prostituida como la buscona dócil, fiel y manejable por esos que dicen venerar tus impolutos suelos. Riohacha, cuyos mantos hermosos son enmugrecidos con las carias fétidas de la corrupción, que vives de ilusiones de mediocres cuando solo sueñan con contemplarte afligida y servible para sus propósitos particulares, egocentristas y avaros.
Nuestra más bella perla del mar que salpica la arenisca sobre la cual fuiste fecundada, fuerte como el valor de las sangres por las cuales tus hijos sacrificaron sus vidas por verte libre y primorosa, se han extraviado de las entrañas de tu vientre, los fieles centinelas que cuidaban de tu heredad nacional, como con vigor plasmó sobre tu himno el gran maestro Luis A. López, las leyendas sin par, hoy son letras desorientadas de un pasado que te hizo la señorita más extraordinaria de tu generación, no se alaba el valor de Padilla ¿Quién es Padilla?, Padilla no es nadie, es solo una plaza de cemento frente a la Alcaldía.
Te sientes luctuosa y ofuscada, ya no le das prestigio a la tierra Guajira, esos mezquinos acomodados en las sillas del Concejo distrital no te proyectan con fuerza viril, sino que te despedazan por dentro y te llenan de humillación, esos mismos que sesionan y no sienten vergüenza con la imagen de la Virgen de los Remedios que los está mirando y sobre la cual juran ejercer control social y político, ni lo uno, ni lo otro.
Vieja Mello sobre ti aclamamos los que amamos a tu hija, esa que salvaste de ese terrible maremoto, buscamos la salvación de ella, una esperanza, un brote de progreso y en ti también se encomienda la salud de tus hijos, dado que las enfermedades son olvidadas por el mismo Hospital que lleva tu santo nombre, ese mismo que en 20 años no se le invertido nada, que ha sido tragado mil veces por la podredumbre que pone alcalde, que pone gobernador y que es incapaz de poner nuevos horizontes al destino de la salud, a la infraestructura del centro médico, a su restructuración y consolidación como un centro hospitalario digno para los Riohacheros.
Es la ciudad de la ignominia, donde circundan riquezas en sus suelos, pero cuya mirada indiferente le cierra las puertas a la esperanza rural de sus corregimientos, porque ella opta por vivir de las voces de los mitómanos, esos mismos que le prometieron un nuevo puente sobre el río Ranchería, le crearon la expectativa de nuevos colegios, de mejores vías, de pavimentación y servicios públicos esenciales para la comuna diez y , esa misma que no se muestra en los planes de turismo, pero que es noticia por las profundas fracturas de su tejido social, esa que es cuna de saqueos de votos, que en épocas electorales es agraciada por los desfiles de camionetas compradas con los dineros del hambre, la miseria y el saqueo del erario público.
Riohacha, eres desdichada porque en otras etapas las sedas y las perlas hicieron furor pero en el hogaño de nuestros días solo vives la indignidad y la mortificación, carecen de la sensibilidad social y humanística para hacerte grande y progresista, ni tus presidentes te reconocen y te llenan de ternura, ellos solo vienen a desfilar y cumplir favores políticos el dos de febrero, a ponerte líderes que te abofetean cada vez que sus impulsos pecuniarios compran sus minúsculas conciencias, carentes de afecto hacia a ti.
Pero Riohacha, tus brisas que golpean mis lágrimas mientras te escribo, me hacen creer más en ti, me hacen vivir del aliento que te volveré a ver vigorosa, fuerte, próspera, preparada para un futuro donde serás coronada como la más bella de las metrópolis en vía de surgimiento, que la fusión de ternura y ardor que conformaran tus retoños, no te dejarán desamparada, que ellos, que él, que ella, que nosotros y nosotras, que tú, entonarás protestas de acciones para verla grande, honrada, orgullosa , con eternos vientos de amor y prosperidad.