Desde 2015 Riohacha fue declarada distrito especial, turístico y cultural, con la promesa de un futuro próspero y lleno de oportunidades. Sin embargo, nueve años después, esta promesa sigue siendo una ilusión para sus ciudadanos.
A pesar de que la condición de distrito da la atención y la línea directa con el gobierno central, los alcaldes sucesivos no han sido capaces de desarrollar el gran potencial de la ciudad. No sabemos si por desidia o por mediocridad.
La Corte Constitucional a través de la sentencia T-302 de 2017, declaró a Riohacha en estado de cosas inconstitucional debido a la muerte de niños étnicos en su primera infancia por causas asociadas a la desnutrición.
Esta sentencia obligó al cumplimiento de mandatos en seguridad alimentaria, provisión de agua potable, atención primaria en salud y vías de acceso a comunidades apartadas, entre otros. Lamentablemente, estos mandatos han sido tímidamente incluidos en los planes de desarrollo y no se han cumplido de manera efectiva. Ni tampoco hacen parte del discurso y la preocupación de ninguno de los sucesivos alcaldes electos.
Hoy, Riohacha está bajo la administración del médico Genaro Redondo Choles, quien asumió la alcaldía el 1 de enero de 2024. En su informe de los primeros cien días de gestión, el alcalde pronunció un discurso lleno de promesas, como si aún estuviera en campaña. Pero la realidad es que Riohacha enfrenta su peor momento, basuras por doquier, la invasión de espacio público es lo normal y no parece existir una ciudad con mayor problema de circulación y tránsito.
La falta de un matadero público y la incertidumbre sobre la procedencia de la carne de res en el mercado, la ausencia de una planta de tratamiento de aguas residuales, y los frecuentes y severos accidentes de tránsito son solo algunos de los problemas que aquejan a la ciudad.
A esto se suman los continuos desalojos de comunidades Wayuu en territorios ancestrales no resguardados, realizados de manera despiadada con visto bueno de la administración distrital, ignorando la especial protección constitucional de estos pueblos.
Además, la ciudad ha sido testigo de la barbarie en los linchamientos a delincuentes cogidos en flagrancia, reflejo de la desesperación y la desconfianza en las instituciones. La gran pregunta que hoy se hacen los riohacheros es: ¿Qué está haciendo el nuevo alcalde para disminuir la enorme brecha de desigualdad y la anomia, y recuperar la confianza en las instituciones?
El pasado fin de semana, el alcalde Genaro Redondo, estetoscopio en mano, realizó consultas médicas gratuitas en los sectores vulnerables de la ciudad. Aunque esta acción pueda parecer noble, no es lo que Riohacha necesita. Las consultas médicas son responsabilidad de las Empresas Promotoras de Salud pagadas por el Estado. Lo que Riohacha realmente necesita es un alcalde estadista, capaz de resolver los problemas estructurales de la ciudad. Existe una insatisfacción general de la ciudadanía frente a la labor del mandatario, caldo de cultivo para poner en consideración la revocatoria de ese mandato, si continua así el resto del año.
Hacemos un llamado al alcalde Genaro Redondo Choles a que cumpla con sus funciones constitucionales. Riohacha no necesita un médico en la alcaldía, necesita un líder que aborde de manera efectiva y con visión de futuro los desafíos que enfrenta la ciudad.
Es hora de que el alcalde deje de lado las promesas y comience a actuar para transformar verdaderamente Riohacha en el distrito especial, turístico y cultural que merece ser. Es urgente el tránsito de Genaro candidato a Genaro alcalde.