Pese a toda la estigmatización, Ricardo González, un venezolano radicado en Bogotá, decide madrugar todos los días para salir a trabajar. El día de hoy le toca una ruta improvisada en la localidad de Suba, la misma que en el mes de abril lideraba los contagios de COVID-19 junto con Usaquén.
Su labor, al lado de cinco extranjeros más, es la desinfección de áreas externas de los hogares. Ricardo lidera una cuadrilla de desinfección, que, como iniciativa frente al desempleo y la informalidad, tomó la decisión de equiparse con trajes de bioseguridad, guantes, gafas, tapabocas, tanques aspersores y litros de agua con hipoclorito de sodio al 12% con algo de amonio cuaternario.
Aunque lo que hacen es aparentemente sencillo, pues pasan por las cuadras preguntando si quieren que ellos desinfecten su fachada, ventanas y puertas, termina siendo vital para la salud y la vida de los habitantes del hogar colombiano.
Esta trabajo, que debería ser todos, se genera a raíz de un desconocimiento por parte de la población, pues pocos saben que desde el mes de abril el Ministerio de Salud y Protección social expidió unas orientaciones para la limpieza y desinfección de la vivienda como medida preventiva y de mitigación para contener la infección respiratoria aguda por COVID-19.
Entre estas medidas expuestas en el documento de nueve hojas se plantea cómo debe ser la desinfección de los elementos del hogar dependiendo del material del que estén hechos. Además, entre orientaciones y consejos, se recomienda utilizar productos con hipoclorito de sodio entre el 05% y el 10% como máximo.
Según Amoquímicos de Colombia, el hipoclorito de sodio “se usa para tratar aguas residuales e industriales. Esto se debe a que elimina olores desagradables y previene la propagación de bacterias y fangos. Así, se evita la expansión de enfermedades que puedan transferirse en contacto con el agua y se eliminan los microorganismos presentes en ella”.
Esta cuadrilla, asegura Ricardo, no tiene los permisos necesarios para poder ejercer esta labor, pues en realidad solo los representantes de Secretaría de Salud pueden realizar esta función. Sin embargo, este grupo de extranjeros tiene necesidades y ganas de salir adelante, brindando una ayuda a la población que los recibió, aunque a veces los rechaza.
El quehacer de Ricardo no tiene un costo establecido. Él solo golpea las puertas de las casas preguntando si desea tener este servicio y diciendo que su único valor es definido por la voluntad de las personas. Este es un claro ejemplo de lo que puede hacer un poco de conocimiento y ganas de salir adelante, pues en las condiciones más adversas siempre debe surgir la buena voluntad y las ganas de ayudar. Esta es un lección importante para todos aquellos políticos que, aunque teniéndolo todo, solo han querido aprovechar esta situación para llenar sus bolsillos con dinero del pueblo.
Una nota importante. Según investigaciones de Jorge Olivares, investigador de MicroB-R, los amonios cuaternarios son compuestos que se usan como desinfectantes debido a su amplio espectro bactericida fungicida y virucida. “Es por este motivo que se utilizan ampliamente para la eliminación del virus Sars-Cov-2, en distintas superficies y en el calzado”.
El reglamento de la Unión Europea (396/2005) como el de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, su sigla en inglés) definen los límites máximos de contacto con alimentos que oscilan entre los 0,5 y 0,1 mg/m2.