El llamado de Petro desde un balcón, el primero de mayo a la revolución en Colombia es además de equivocado, anacrónico. Los llamados a la revolución más fuertes, los propiciaron los grupos insurgentes en los años sesenta (FARC, ELN y otros grupos) y en los setenta el M19, los grupos guerrilleros más relevantes en Colombia. Estos grupos iniciaron su lucha con una buena aceptación por parte de algunos sectores de la población urbana y campesina y del movimiento estudiantil, porque pregonaban principios de lucha contra la desigualdad, la pobreza y la exclusión política, ya que en ese momento gobernaba en Colombia el Frente Nacional (1958 a 1974), un pacto político entre los partidos liberal y conservador, que querían derribar del gobierno al general Gustavo Rojas Pinilla y además que ya estaban cansados de matarse entre ellos (principalmente el pueblo), haciendo todavía más excluyente a la sociedad Colombiana de lo que fue creada, pues no permitían que ningún otro partido política llegara al poder. Pero con las guerrillas sucedió que poco a poco fueron cambiados sus objetivos e ideales políticos, por sus intereses de grupo y se convirtieron en un factor más de violencia en el país, sin que el pueblo se favoreciera, pues la desigualdad, atraso y miseria se agudizaron. Entonces en esas épocas de llamados a la revolución, fueron muy pocas las personas que los atendieron, menos ahora porque la gente está hastiada de violencia y polarización.
En anteriores oportunidades he mencionado que hacer cambios (reformas estructurales) en Colombia y en América Latina es una tarea muy difícil, casi imposible, porque por una parte las élites que han gobernado por más de 100 años, en Colombia y en general en América Latina, se oponen férreamente a los cambios estructurales, que puedan afectar sus intereses y privilegios y por otra parte se debe a los errores que cometen los partidos de izquierda y de centro, que luchan por propiciar estos cambios, pues quieren transformar todo en un tiempo muy corto, lo cual es imposible.
Hace unas semanas se rompió la coalición de gobierno, principalmente por las diferencias que se han presentado por la reforma a la salud que propuso el gobierno. En un artículo de septiembre de 2022. Advertí que la tal “aplanadora Petrista” en el congreso era una falsa ilusión, pues las mayorías en el senado y en la cámara, seguían siendo de los partidos de las élites, en sus diferentes sectores, así: en el senado, el pacto histórico y sus aliados de centro solo tienen el 35% de las curules y en la cámara tan solo el 23%. Entonces por qué la sorpresa del rompimiento de la coalición de gobierno, tarde ó temprano iba a suceder y lo que hay que esperar, son las grandes dificultades que va a tener el gobierno para conseguir las reformas.
Claro también el gobierno de Petro propició este rompimiento, a través de su ministra de salud, que con sus posiciones tan radicales, imposibilitó llegar a algunos acuerdos con los partidos de las élites. Es que el cambio de estas sociedades excluyentes, no se puede realizar de la noche a la mañana, hay que ir poco a poco, concertando principalmente con los sectores de las élites progresistas, que sí están dispuestas a contribuir con los cambios, pero no tan radicales.
Petro y su gobierno no deben entrar en la desesperación que los lleve a cometer errores graves, como le sucedió al presidente Castillo en el Perú, que al ver que el congreso no le aprobaba ninguna reforma lo cerró y terminó en la cárcel, facilitando la tarea de su eliminación política, por parte de sus enemigos, que en su mayoría son las élites Peruanas.
Si la izquierda ó un partido de centro quiere hacer cambios radicales tiene que contar con el apoyo del congreso, para esto debe tener mayoría propias ó en alianza con partidos que le son afines ideológicamente; contar con partido de las élites, que buscan solo prebendas particulares y permanecer por otros 100 años más en el poder, es un gran error. Entonces Petro y sus aliados deben hacer un buen gobierno en estos cuatro años y tratar de continuar en el gobierno con el apoyo de los electores y consiguiendo las mayorías en el congreso, lo demás es una utopía.
Ahora con el enfrentamiento entre el fiscal Barbosa y el presidente Petro, el gobierno de Petro vuelve a cometer errores, al enfrentar equivocadamente a un fiscal que es enemigo de los cambios y que responde de una manera agresiva los requerimientos del gobierno. El fiscal con algunas de sus posiciones retardatarias y provocadoras es de todas maneras constitucionalmente independiente del ejecutivo y esto debe ser respetado por el gobierno. Estas posiciones extremas de lado y lado, lo único que ocasionan es daño y mensajes pésimos a la mayoría de ciudadanos, que por otra parte viven en una eterna ignorancia (no por su culpa), no saben a quién creerle y quién dice la verdad; además piensan en su desesperación, que los cambios se pueden hacer de la noche a la mañana y no saben de su complejidad.