Más de 60 asesinados en medio de manifestaciones populares, luego de tres largos meses sufriendo una cruenta dictadura de ultraderecha.
6 soldados ahogados en el frío río Ilave. Con pesados morrales de campaña se metieron a la corriente, por orden dolosa de un capitán acusado de violación en dos ocasiones. Es gélido porque corre a 3.850 metros sobre el nivel del mar, desembocando en el lago Titicaca. Ojo con la grafía toponímica del río: debes deducir que la letra inicial del nombre propio es una vocal i mayúscula.
Heridos civiles por miles, en su mayoría a causa de balas, bombas de gases lacrimógenos, proyectiles de goma, bolillazos y patadas propinadas por policías y militares serviles a la plutocracia golpista.
Protestas, marchas, paros, concentraciones y bloqueos en ciudades y campos a la orden del día, ininterrumpidas, masivas.
Bajón en la economía: menor producción, intermitente trasporte de cargas, desabastecimiento, encarecimiento de mercancías, creciente desempleo, inversiones represadas, fuga de capitales, caída de las exportaciones, etc.
Raponazos de celulares por parte de polizontes ladrones a periodistas, informadores de redes y ciudadanos del común que filman los acontecimientos en plazas, avenidas, frentes de embajadas, aeropuertos, parques y carreteras.
Amedrantamiento con helicópteros artillados volando a baja altura, veloces caravanas de tanquetas y marchas de polizontes amedrantadores, al peor estilo nazi-hitleriano-fachista.
Corrupción y nepotismo, asalto a mano armada al erario, instituciones judiciales y de control cooptadas por la mafia oligárquica, gobernadores contemporizadores que se hacen los de la vista gorda.
Todo lo anterior acompañado, para rematar, de desastres naturales, tales como las inundaciones por el ciclón Yaku, en el norte, y los deslizamientos de tierras, en el sur.
Relaciones internacionales en barrena: peleas con AMLO, Arce, Fernández, Petro y otros en guardia, a la espera.
¿Lula? Apático, vendiéndole pertrechos a la polisontia. O al menos alcahueteando los permisos de exportación. ¿Boric Font, el de chichí, lelelé? Más bien a la espera.
¿ONU, OEA y CELAC? Pintadas en la pared, paquidérmicas, inservibles.
Y los medios que sabemos con sus mentiras de bulto y ratings en el suelo, perdiendo la batalla frente a informantes opositores de las redes virtuales.
¿Qué podemos esperar en el futuro inmediato de este revolú político? (definición RAE de «revolú»: “m. P. Rico y R. Dom. Desorden, algarabía, bulla.”)
Gran pregunta. Respuesta inmediata.
Un probable golpe militar por parte de una cúpula de generalotes de las charreteras. Puede ser en contados meses, semanas o mañana por la mañana. De allí en adelante, de acuerdo a su relación con la oligarquía o partidos populares, tomará determinado rumbo hacia el centro, la izquierda o la derecha. A lo mejor se convocará a elecciones en tres meses y luego las aplazarían. El cuento es hasta cuándo le demoraría la farsa. Si no hay total unidad militar, puede haber una guerra civil. También es posible que vuelva al poder el profe Castillo y se tranquilice la tormenta. Quizás se atornille la tirana Balearte, Boluda-sin-arte… Bueno, como se llame. Ni idea de cuál podría ser otro escenario. Que lo puede haber. Siempre hay ases bajo la manga.
En Perú se repite la triste historia. En Bolivia, Evo Morales fue depuesto y se montó la añagazosa Áñez (hoy tras las rejas). En Honduras fue derrocado Manuel Zelaya (ahora es el primer caballero del país catracho). En Brasil se llevaron por los cachos a Dilma Rousseff (aliada del actual mandatario). En Paraguay pasaron por encima de Fernando Lugo. Todo esto hace poco.
Necesitamos cambios en esta parte del continente Aviayala situada al sur del río Bravo. El hervidero peruano es el referente inmediato.
Desde que desembarcaron los invasores chapetones hasta que las tropas libertadoras le dieron la independencia, Perú ha sido una república regida bajo la hermética férula criollo-elitista. Como lo han sido la mayoría de los países de la Patria Grande hoy en proceso de recomposición cultural identitaria y seguro algo trascendental va a pasar. No sabemos cuándo. Pero de que pasará, pasará.
Los mayoritarios avialígenas quechuas y aimaras, junto a mestizos, negros y blancos del pueblo, están dando la batalla libertaria que nadie esperaba. Llegan y llenan todos los días las plazas del área metropolitana Lima-Callao, lo mismo que en Arequipa, Trujillo, Chiclayo, Piura, Huancayo, Cuzco, Iquitos, Pucallpa, Chimbote, Ica, etc.
Finalicemos con un dato cultural. El nombre Perú está ligado a Colombia, puesto que el topónimo parece que se deriva de una palabra que significa “río” en lenguas ancestrales de los chocoes, grupos aborígenes avialígenas ─entre los que se encuentran los emberá y los catío─, a quienes se debe el denominativo de nuestro departamento Chocó, capital Quibdó. También hay asentamientos de estos nativos al este de Panamá y el norte de Ecuador. En principio hubo variantes como Virú, Verú y Pirú.
Que Dios vea con ojos de piedad al Perú.
Y al territorio sur del Río Grande del Norte.
