Revocatoria presidencial, ¿posibilidad o estrategia electoral de Roy Barreras?

Revocatoria presidencial, ¿posibilidad o estrategia electoral de Roy Barreras?

Aunque la propuesta probablemente no prosperará, sí generará ruido y posicionará al senador en la mente de los colombianos en plena época preelectoral

Por: Fredy Alexánder Chaverra Colorado
octubre 16, 2020
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Revocatoria presidencial, ¿posibilidad o estrategia electoral de Roy Barreras?

Al senador Roy Barreras en los últimos años le hemos conocido una faceta inédita. A sus dotes de poeta, gobiernista consumado, negociador de paz y médico, se sumó la habilidad de convertirse en un opositor feroz e incansable. Sin duda, Roy es uno de los mayores opositores a Duque, al punto de que se le puede atribuir el crédito, tras un debate de control político memorable, de haber obligado a Guillermo Botero a renunciar al Ministerio de Defensa. El titular no podría ser más surrealista: Roy descabezó al hombre de mayor confianza del uribismo. Ni Robledo o Petro han logrado una hazaña de ese nivel. Con Roy es un todo o nada, ya sea como gobiernista o como opositor. Pero hay algo en este Roy que lo diferencia del que llegó por primera vez al Congreso en 2006: la paz.

Solo es cuestión de leer su (poco memorable) obra poética para percatarse de su compromiso con el proceso de paz y la reconciliación. A Roy el proceso de paz le transformó la vida porque le mostró una Colombia arrasada por la guerra y el conflicto. Podría afirmar que lo llevó a adoptar una actitud más espiritual y sintonizada con los millones de colombianos que sufren la guerra. Ese compromiso se refrendó en dos momentos: se convirtió en negociador en el último tramo del proceso de paz y asumió la defensa decidida de la curules para las víctimas. A su faceta de showman de la política le agregó la de pacifista mediático; sin embargo, no nos podemos llamar a falsedades, Roy es un político de corte tradicional que utilizó las plataformas burocráticas de los gobiernos Uribe y Santos para mantenerse en el Congreso por tres elecciones consecutivas (en 2018 sacó 110.358 votos).

Ahora, sin el respaldo de la burocracia del gobierno nacional, Roy se convirtió en un político de pura opinión. Su Twitter es un paredón constante contra el gobierno; montó rancho aparte en su partido al no asumir la declaratoria gobiernista; sus votaciones y posiciones en el Senado están alineadas con la oposición; y hace poco emprendió en otra faceta, videocolumnista. En cualquier espacio su discurso es el mismo: criticar al que considera el “peor gobierno de la historia” y denunciar la forma en que Duque está cumpliendo su promesa de hacer trizas la paz. Sin nada que perder y con la clara intención de jugar como precandidato presidencial de cara al 2022 (dejando claro que no volverá al Senado) ha decidido liderar la causa más demoledora que se ha propuesto contra Duque en sus dos años de desgobierno: revocarle el mandato. ¿Qué hay detrás de esa propuesta?

La intención de revocarle el mandato a Duque está cuesta arriba para Roy y seguro no pasará de ser una anécdota. No obstante, genera ruido y utiliza un mecanismo de participación ciudadana para interpretar el sentir de millones de colombianos convencidos de la ineptitud de Duque y su precaria capacidad de liderazgo. Hay un hartazgo del gobierno y muchos quieren ver a Duque de salida. Sin conocer con precisión los pormenores que motivaron a Roy a liderar la causa para derrocar a Duque, siento que es una respuesta apresurada; abusiva de un mecanismo de participación ciudadana y tan solo una estrategia de proyección de Roy en su intención de jugar en las próximas elecciones presidenciales como un actor destacado. Va en la línea de quienes han utilizado los mecanismos de participación como una estrategia de visibilidad. Así lo hizo el uribismo con Santos y también Claudia López en la promoción personalista de la consulta anticorrupción.

No estoy de acuerdo con la revocatoria del mandato presidencial porque considere que Duque sea buen presidente, para nada, es terrible y estoy convencido de que su llegada al poder representó el mayor retroceso en la historia reciente del país. Sin embargo, más allá de Duque la presidencia es una institución y en un país tan polarizado la revocatoria al mandato presidencial se podría convertir en un instrumento de revanchismo. Seguro al concluir su mandato, Duque volverá a vivir a Estados Unidos y a estar tan desconectado del país como lo ha estado en sus años de desgobierno. Sin embargo, que un senador con claras intenciones de figurar en el mapa de precandidatos, en medio de la peor crisis social y económica del siglo, promueva una revocatoria a menos de tres meses de empezar un año preelectoral parece una jugada.

Sin cuestionar su compromiso por la paz, en mi opinión, Roy es un politiquero de carta mayor y en sus doce años como senador gobiernista hizo muy poco para cambiar un sistema político y electoral tan favorable a la corrupción y el clientelismo. Y ya lo dice el refrán: aunque el “lagarto” se vista de seda, lagarto se queda.

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