Los ánimos están caldeados dentro del grupo que promueve la revocatoria de Daniel Quintero. La aparente unión no ha traído buenos resultados, pues todos los promotores actúan y opinan por separado, y entre ellos mismos se incomodan con las posturas individuales y protagonismo.
El hecho más reciente demuestra las profundas diferencias que existen entre sus miembros. Todo se dio por un trino publicado en Twitter el 21 de febrero por Julio González Villa, líder de la revocatoria, quien se fue lanza en ristre contra del presidente Iván Duque. Su mensaje fue tildado de populismo, falto de discernimiento y mal enfocado, advirtiéndole: “Solo le digo a Duque que no se meta con la revocatoria de Medellín”. A texto seguido señaló: “Eso es intervención en política”.No tardaron las reacciones en hacerse sentir. En el mismo mensaje respondió Yesenia Bedoya Gallego, también líder y encargada de los aspectos jurídicos de la Corporación Medellín Cuenta Conmigo, movimiento promovido por Andrés Rodríguez (El Gury).
También, Yesenia hizo una aclaración públicamente en Twitter que quita toda autoridad a Julio González como vocero:
Al quitarle la vocería públicamente, Yesenia generó una desautorización e hizo énfasis en que Julio se está atribuyendo permisos para hacer u opinar fuera de lugar. Siendo así, se empieza a develar una realidad que deja muchos lazos sueltos: ¿quién está realmente detrás de la revocatoria?, ¿cuál es el interés económico detrás de este movimiento?, ¿es el ramismo?, ¿el uribismo?, ¿el fajardismo?, ¿por qué no hablar con transparencia a la sociedad?
Por otro lado, en los grupos de redes sociales que también promueven la revocatoria hay una gran molestia debido al encuentro en el Jardín Botánico de Medellín el pasado sábado: el mismo grupo publicó una foto donde aparecen personajes de la política que evidencian arropo de colectivos políticos, cosa que generó malestar porque quieren evitar que acciones de la revocatoria sean asociadas con el fajardismo que han tratado de esconder.
Con la revocatoria es difícil encontrar una línea para caminar sobre ella, cuando los intereses económicos vienen de diferentes lados y desvirtúan todos los argumentos.