Entrevista sobre el legado de la Revista Mito, con la directora de la Biblioteca Nacional de Colombia, Consuelo Gaitán.
- ¿Cómo nació la idea de la exposición?
El Ministerio de Cultura y la Biblioteca Nacional de Colombia rinden homenaje, anualmente, a la memoria de un intelectual o de un grupo de intelectuales del país. En 2014 se cumplen 90 años del nacimiento de Jorge Gaitán Durán (fundador de Mito), 50 de la muerte de Eduardo Cote Lamus, 10 años de la muerte de Hernando Valencia Goelkel y 10 de Fernando Charry Lara, intelectuales involucrados en el desarrollo de esta revista bimestral de cultura, que además cumplirá 60 años de su lanzamiento en 2015. Para dar a conocer de cerca esta apuesta intelectual, se han diseñado una serie de actividades —entre ellas el desarrollo de una aplicación para dispositivos móviles a través de un modelo de producción y aprendizaje colaborativo— que pretende recuperar y divulgar los temas y las preocupaciones planteadas en esta publicación colombiana. Este año decidimos llevar a cabo la exposición en el hall central de la Biblioteca; un espacio monumental que ofrece grandes posibilidades de intervención temporal.
- ¿Qué fue la revista Mito?
La revista bimestral de cultura Mito fue una publicación cultural que circuló durante siete años (1955-1962), cuyo objetivo fue ocuparse de asuntos culturales y de pensamiento, así como de unos temas de la realidad nacional de los que solo se ocupaban los periódicos, pero imprimiéndoles unos enfoques y una profundidad en los análisis que trascendieron su época. Entre los escritores, poetas, intelectuales y artistas que aparecieron en sus páginas están Alejandro Obregón, Feliza Bursztein, Octavio Paz, Héctor Rojas Herazo, Andrés Holguín, Carlos Fuentes, Eduardo Caballero Calderón, Eduardo Carranza, Darío Mesa, Francisco Norden, León de Greiff, Álvaro Cepeda Samudio y Hernando Téllez.
- ¿Cuál fue su importancia?
Uno de los logros más importantes de la Revista fue el de abrir un espacio para la pluralidad. Los artífices de Mito provenían de corrientes ideológicas, políticas y de pensamiento divergentes y no tenían ningún problema en aparecer unos junto a otros manteniendo esas diferencias vivas. Mito siempre mantuvo una muy intensa autocrítica, lo que la llevó a revisarse de forma permanente, con resultados de gran calidad. En ella fueron publicados escritores de gran relevancia en el ámbito hispanoamericano. En sus páginas aparecieron por primera vez textos como el Monólogo de Isabel viendo llover en Macondo de Gabriel García Márquez, por dar un ejemplo significativo, o textos desconocidos como uno de Orlando Fals Borda sobre las invenciones de los campesinos colombianos en materia de instrumentos de labranza. La amplitud y la variedad de los textos publicados en Mito es tal que al leerlos es fácil sorprenderse y darse cuenta de que la lucidez con la que miraban al país está hoy todavía vigente.
- ¿Qué destacaría de quienes la integraron?
De todos ellos, su gran formación intelectual, su apertura y libertad de pensamiento, su búsqueda de temas y materiales más allá de las fronteras de Colombia, su intención por elevar el nivel de la discusión política e ideológica en los círculos intelectuales del país, su temple para mantener Mito andando durante más de un lustro. De Jorge Gaitán Durán, su combatividad, su noción de que el intelectual, debido a que tiene conciencia, no puede esconderse y debe buscar una sociedad mejor. De Eduardo Cote Lamus sus ganas de conocer los rincones más apartados del país y de encontrar en ellos imágenes poéticas. De Jorge Eliécer Ruiz su lucidez y su insistencia en que los intelectuales son necesarios e imprescindibles para una nación. De Pedro Gómez Valderrama su manera de moverse entre el pasado y el presente. La verdad es que fueron muchos los artífices de Mito. Por eso invitamos a que los colombianos se acerquen a la Biblioteca y la lean.
- ¿Por qué cree que es tan difícil que una publicación como 'Mito' subsista hoy?
La discusión sobre el papel de las revistas culturales en el desarrollo político, económico y sociocultural de un país la vamos a plantear a través de las charlas que hemos organizado con los directores de algunas de las revistas culturales más importantes del país. Aunque las revistas de pensamiento afloran y desaparecen con frecuencia, son los intelectuales decididos a pensar detenidamente sobre los fenómenos de su tiempo, quienes las mantienen vivas o quienes, sin darse cuenta, empiezan a desviarse del interés de sus lectores, perder audiencia, tener problemas económicos y finalmente, desaparecer. Son muchos los factores que contribuyen a un buen posicionamiento y a la permanencia, otro es la recepción y participación de la sociedad, muchas veces ajena o indiferente a la discusión cultural.
