Javier Sarmiento, procurador delegado para los Derechos Humanos llegó a la cárcel de Tuluá horas después del infierno que se vivió en la madrugada del pasado martes en el penal.
Todo comenzó en un antiguo pabellón con una sola puerta de acceso y 166 reclusos hacinados entre los que se encontraban sicarios, extorsionistas, narcotraficantes y algunos exguerrilleros. La riña comenzó por el control de las rentas ilícitas en el penal entre dos reconocidos delincuentes: "Bray" y "Miller".
Inicialmente se enfrentaron a piedras y luego a puñal. La situación cambió radicalmente cuando los bandos enfrentaron encendieron unas colchonetas, lo que provocó un incendio incontrolable. Algunos corrieron hacia los baños y otros hacia la puerta de acceso. Aunque los bomberos de Tuluá intentaron controlar las llamas todo fue en vano, pues las condiciones del pabellón eran precarias. No había hidrantes ni planes de contingencia.
El procurador Sarmiento le pidió a las autoridades carcelarias cerrar el pabellón, pues es evidente que su estructura quedó seriamente afectada, lo que podría provocar una tragedia aún mayor. Las investigaciones para establecer posibles responsabilidades de la guardia del INPEC hasta ahora comienzan. Entrevista.