La mayoría de los lectores seguramente no saben qué es “cueviar”, y mucho menos lo han practicado ríos del Valle…Con mis hermanos lo hicimos muchas veces en el río Fraile, a su paso por parajes inolvidables entre El Cabuyal/Candelaria y San Antonio de los Caballeros/Florida, en plena zona rural… ¡Ah, jornadas tan felices!
Era común ver “cueviando” en el Fraile y otros ríos del Valle a familias enteras, galladas completas y hasta solitarios hombres. Esta era una manera de levantar alimentos y de entretenerse. Se llegaba tipo ocho de la mañana y la jornada terminaba en la tarde luego de haber recorrido kilómetros aguas abajo. Por lo general se salía rucios del agua y el sol.
¿Te acordás, Mirian, Silvia, Libia, José, Jairo, Gustavo, Wilson Yesid, Carlos Humberto de las largas travesías cueviando? ...Cilia lo debe recordar en el cielo… Para nuestras nuevas generaciones esto debe sonar a aventura, pero era cotidianidad del Valle y gran parte de Colombia. ¡Ah, tiempos que recuerdo en familia con mi esposa Carmenza y a nuestras hijas Carmenza y Carolina, pues el presente es el tejido de la vida y el entorno!
“Cueviar” consistía y consiste en atrapar peces metiendo las manos en las cuevas que se forman en las orillas de los ríos y utilizar el cuerpo como barrera, en especial el pecho y la barriga. También se hace en las “palizadas” o “empalizadas”. Siempre la labor debe cumplir en silencio o los peces se vuelan.
En algunas ocasiones hay que sumergirse porque las cuevas pueden estar profundas, es cuando se dice que “hay que aguantar resuello”. Solo se sale a tomar aire cuando se tiene uno o más peces en las manos… o cuando se está derrotado y sin nada cogido.
En el Fraile solíamos coger bocachicos, rollizos, sabaletas, sardinatas, micudos y hasta bagres entre piedras arrastradas por las aguas y planchones de puentes caídos, igualmente en sitios profundos de aguas quietas. Poco apetecía coger corronchos y micudos, estos últimos eran un peligro, pues tienen una espina entre las aletas superiores y sus chuzones producen escalofríos.
En aquellos tiempos, entre los sesenta, setenta y parte de los ochenta, en el Fraile, como en los demás ríos del Valle, los peces abundaban, la contaminación era poca y los caudales mayores. Sus cuencas no estaban tan golpeadas y había respeto por la pesca, los ejemplares pequeños eran liberados, no se usaban atarrayas ni chinchorros de ojos pequeños y la Policía perseguía a quienes usaban tacos de dinamita para matar peces. Los campesinos denunciábamos a quienes usaran esos explosivos. Igualmente era rechazado el “barbasco”, que terminaba contaminando las aguas y reduciendo el oxígeno disuelto en ellas.
Repoblamiento en ríos
Todo esto viene a la memoria al conocer un informe de la CVC que da cuenta de la siembra de alevinos de bocachico en el río Cauca, y de sabaletas en el río Guadalajara. En el transcurso de 2021 en ríos del Valle la entidad sembrará o liberará un millón y medio de alevinos.
La contaminación, la pesca indebida y muchas otras formas de atacar los ríos han disminuido ostensiblemente la presencia de peces en ellos y por eso es bienvenida la gestión de siembra de alevinos por parte de la CVC.
De acuerdo con el informe en referencia, se trata de un programa que tiene, entre sus principales soportes, el Centro para la Conservación de Ecosistemas Acuáticos, incluyendo un complejo con 44 cuerpos de agua, entre estanques y piletas, un lago de una hectárea y 12 lagos complementarios, que forman parte del Instituto de Piscicultura de Guadualejo, un centro de mucha importancia y poco conocido. Allí se centran y crecen las esperanzas para el repoblamiento de ríos del Valle.
El director de la CVC, Marco Antonio Suárez, hizo parte del grupo que cumplió con la siembra de peces en esta oportunidad, al tiempo que conoció el proceso de primera mano y por eso exaltó a todos los comprometidos, incluyendo a los pescadores y demás personas vinculadas a los ríos, como los campesinos, tan vitales en su conservación.
Se recordó de manera especial a quienes a lo largo del tiempo han hecho posible este programa y fue así como se exaltó a Pablo Emilio Flórez, Uriel Romero y Jorge Sanclemente, fallecidos, quienes fueron pioneros en esta iniciativa.
Cumpliendo con las metas trazadas fueron sembrados 30.000 alevinos entre sabaletas en el río Guadalajara y bocachicos en el río Cauca. Y, de acuerdo con lo dado a conocer, en lo que va del año se han sembrado 872.200 alevinos en diversos ríos, madreviejas y lagos del Valle. La meta macro es llegar a 3 millones al término de 2023.
En el repoblamiento se requiere una acción concatenada entre diversos agentes, todos de suma importancia, desde el sector industrial que siga reduciendo sus índices de contaminación, los municipios que deben construir o modernizar plantas de tratamiento de aguas residuales, el cuidado y fortalecimiento de las cuencas… Hasta los pescadores para que respeten y liberen a ejemplares pequeños que caigan en su poder…
El regreso de los peces a los ríos del Valle es un sueño que solo el trabajo conjunto puede hacer realidad. La esperanza está en marcha y ojalá algún día más familias se atrevan a “cueviar” en nuestras zonas rurales, como lo hacíamos en aquellos tiempos: ¿te acordás, Mirian, Silvia, Libia, José, Jairo, Gustavo, Wilson, Yesid, Carlos Humberto…?