Si es tal que la Universidad deviene en su naturaleza y dinámicas la sociedad que la concibe y da a luz, y así se ha postulado desde sus orígenes, no es para excusar que nuestra Universidad en sus diferentes expresiones venga a ser fiel reflejo de la sociedad colombiana en su contexto y realidades.
Hoy, más enclaustrada que en cualquier otro periodo de su historia, cuanto percibimos los colombianos de nuestra universidad pública en sus correspondientes jurisdicciones y espacios, es apatía y desgano por los temas que deben convocarla y desafiarla para confrontarlos de cara a una nación debatiéndose en la incertidumbre de encontrar las coordenadas de su truncado destino de grandeza, desarrollo, inclusión, democracia, convivencia y paz.
Pasando fugazmente y con fatigada levedad, si es que pasa, por las vertientes y cauces de nuestras más lacerantes realidades sin tocarlas ni mancharse siquiera. Sin detenerse a examinar y cuestionar cuanto en su amplio, undívago, contexto, hay de pertinente asumir porque denota síntomas que dicen de la mala salud del cuerpo social en el cual tienen ocurrencia.
A lo mejor sea esa, con la gravedad que entraña dicha percepción, cuanto de forma generalizada y objetiva percibimos de la Universidad colombiana.
Una realidad totalmente diferente de la del caldo que se cocina de sus vallados hacia afuera y que acabará por aislarla abruptamente de la realidad humana, social, económica, política y cultural que la circunda, hasta volverla menos real y tangible; menos permeable al trato y roce con el contexto social que la rodea y con sus variados componentes y dinámicas.
Y más proclive a reproducir el modelo de sociedad permisiva, anómica y laxa impuesto por la corrupción, las mafias, el narcotráfico, la parapolítica, la exclusión cada vez más creciente y nociva, antes que a corregir y deshacerse de lastres que hoy perturban su desarrollo y la sustraen de su involucramiento en la política que conviene y consulta vitales y perentorios intereses de la sociedad en general y de la región en particular.
Quisiémos ver el humanismo y la paz, la transparencia administrativa,
la participación activa de sus estudiantes
en la transformación de la sociedad y el hombre sucreño.
Y en cuanto a su particular misión, ya quisiéramos ver a la Universidad de Sucre, nuestra universidad pública, metida hasta los tuétanos en las políticas de la universalidad y gratuidad de la educación superior, del crecimiento cuantitativo, la calidad y productividad académica; de la ciencia, la tecnología, el emprendimiento, el humanismo y la paz; de la eficiencia y la transparencia administrativa; de la participación activa de sus estudiantes en el acontecer y transformación de la sociedad y el hombre sucreño.
Esa es la universidad que queremos, necesitamos y reivindicamos los sucreños todos. Y no, el humanismo y la paz; de la eficiencia y la transparencia administrativa; de la participación activa de sus estudiantes en el acontecer y transformación de la sociedad y el hombre sucreño.
, la corrupción y la parapolítica, a cuya oprobiosa y obligada guarda y tutela se dispuso su patrimonio y ese valioso contingente de sucreños gestores y promotores del desarrollo, progreso, cultura, decoro y dignidad, que son sus estudiantes, docentes y trabajadores.
Suya desde sus orígenes, de todos, esa nuestra Universidad de Sucre, es la que corresponde a usted, doctor Jaime de la Ossa Velásquez, restaurar, resarcir, devolvernos saneada íntegramente a los sucreños; libre de los virus y contagios que la desviaron de su rumbo y misión; fortalecida en lo académico, institucional y administrativo, marcando el rumbo de un Sucre que debe ser mejor y dispuesto a dejar atrás cuanto ha atascado y perturbado su modernidad.
Su evolución y transformación; su quehacer humanístico, social, económico, cultural e intelectual; su desarrollo, crecimiento y productividad.
Llegado ha el momento histórico que las circunstancias demandan de este valioso capital que es la Universidad de Sucre, cuyo lucro cesante si se dilapidare, constituye vergonzante acto de piratería con la historia, la sociedad, la inteligencia, la democracia y la paz. Con Sucre y Colombia.
¡Adelante!
Poeta
@CristoGarciaTap