Navegando por Internet, me encuentro esta diatriba contra mi persona. Está firmada por un tal Gabriel Ángel y proviene de una publicación colombiana de Las2orillas, con fecha del 21 de febrero de 2020. El tema de la columna de opinión poco tiene que ver conmigo, ya que trata de Las Farc ante la Comisión de la Verdad », pero su autor aprovecha esta ocasión, anda a saber por qué, para ensañarse contra algunos de los libros que escribí, así como contra los textos del periodista colombiano afincado en Francia, Eduardo Mackenzie. Es cierto que ni para él ni para mí los terroristas de las Farc son santos de nuestra devoción. Pero el hombre podía haber buscado otro pretexto para atacarme y ensalzar a quienes, como él, admiran y quieren « la epopeya encabezada por Fidel Castro y su pueblo».
Que sepa ese hombre que yo, al igual que el pueblo cubano, de dentro y del exilio, del que me enorgullece formar parte, estamos hartos de esa «epopeya» trasnochada, cuyos héroes, como Che Guevara, o defensores, como Jean-Paul Sartre, no fueron más que unos siniestros propagandistas, y que llevó a la tiranía más longeva de Latinoamérica.
Naturalmente, el Arcángel Gabriel -que me perdone por esta paronomasia un poco fácil- me equipara con la CIA y los gobiernos norteamericanos desde 1959. Ridículo: unos me gustan más, otros mucho menos. Y no me he encontrado en mi vida con un solo agente de la CIA.
Pero le tengo que agradecer al distinguido periodista que haya leído atentamente parte de mi obra, que no difama a nadie, sino que ataca sin piedad al guerrillero argentino, asesino de tantos compatriotas míos, y a los terribles hermanos Castro –no se olvide de Raúl, señor. Y si mis textos le erizan la piel o le producen urticaria, me alegro cantidad. Demuestra que a él y a sus allegados les duele, como sólo duele la verdad.