Las columnas de Iván Gallo se caracterizan por una sobredosis de subjetividad y falta de precisión en los argumentos: seguramente lo que le interesa al autor es exponer su inconformismo con todo lo que le disgusta y mostrar su “superioridad” frente a la “masa ignorante”, en lugar de informar al lector. A continuación me permitiré abordar varios puntos que considero erróneos cuando el autor habla del Tour de Francia en la columna: No señores, Nairo Quintana no es ningún cobarde.
“Froome había estudiado el descenso a Bagneres De-Luchon milimétricamente”: No señor, el mismo Froome reconoció que lo estudió en sólo un vídeo, que es lo básico cuando e Tour es el objetivo de la temporada. De igual forma, el descenso no era el más técnico pues la carretera era bastante ancha, era tendido y las curvas de dificultad no eran muchas… Y no era en Bagneres de Luchon, era en Peyresourde.
“Sabía que era imposible soltar al colombiano en los puertos de montaña y por eso, fiel a su estrategia de atacar con fuerza en los Pirineos, decidió descender como un suicida”: atacar con fuerza es hacerlo en un puerto o en el llano como hizo en la etapa de hoy con llegada Montpellier, no en un descenso.
“Al líder del Movistar no le quedó de otra que mirar para atrás esperando que Valverde y los hombres del BMG, interesados en la clasificación general, lo respaldaran”: Al ataque de un líder debe responder otro líder, no esperar a que un "gregario" como Valverde, que iba retrasado, cierre el hueco. El otro equipo se llama "BMC" no "BMG", y no estaba obligado a colaborar, si Nairo es el interesado en batir a Froome, él debe buscarse la forma de cazarlo. O de evitar que se vaya.
“Creí que la llegada a Andorra iba a ser más dura. Pero qué va…”: La etapa de Andorra era realmente dura: un puerto de segunda, dos de primera y llegada en fuera de categoría con casi 20km de ascenso. Si llegó un grupo grande a la base del Arcalis fue por el ritmo que puso el pelotón desde el inicio de la Jornada y porque en el Movistar no intentaron ninguna jugada táctica con Valverde en la fuga.
Seguramente muchos aficionados critican sin saber, pero en foros y páginas especializadas hay dos opiniones unánimes: en primer lugar, que Movistar tiene una gestión estratégica pésima de las carreras: el año pasado prefirieron hacer 2º y 3º puesto que arriesgar e ir por la victoria, y la “jugada maestra” fue atacar el último día en Alpe D’huez; este año se desconectan en la cima a falta del descenso final de Peyresourde y en Montpelier dejan ir a Froome en el llano con uno de sus mejores gregarios rodadores (Geraint Thomas), con el mejor ciclista del mundo (Peter Sagan) y un gregario de este último (Maciej Bodnar) . En segundo lugar, se critica que Nairo no intentó ni un solo ataque, ni siquiera por probar. Se limitó a ir a rueda, aun cuando corredores "menos capacitados" como Adam Yates y Daniel Martin sí lo intentaron. Faltó un poco más de valentía e inteligencia en su equipo, pues de nada sirvió desgastar a Winner Anacona y a Jesús Herrada en una fuga que no tenía sentido de cara a la General.
“Nairo se ha cansado de imponerse en las pruebas del World Tour”: este es un comentario propio de un futbolero al que le gusta el ciclismo. Nairo tiene un buen palmarés, muy bueno para ser un escalador puro, pero de ahí a decir que se ha cansado de ganar, hay mucha distancia. Solo habría que compararlo con el mismo palmarés de Christopher Froome, de Vincenzo Nibali o de Alberto Contador.
“Si se cumple la tendencia de Los Alpes, Nairo sin ningún problema ganará el Tour”: Otro comentario digno de Javier Hernández Bonett. Los rivales de Nairo no son unos principiantes, es posible que no haya esa tendencia que ud. señala y que Froome haya enfocado su preparación a llegar fuerte a los Alpes, puede haber accidentes, cortes por el viento o por caídas... en fin, demasiados factores que hacen imprevisible la victoria final. ¿Recuerda a Steven Kruijswijk en el Giro?
Finalmente, la constante comparación entre el fútbol y el ciclismo cansa, un argumento tan recurrente al menos debería tener más consistencia. Son deportes muy diferentes (refiriéndome de forma exclusiva al esfuerzo físico que cada uno supone) y ambos, al igual que cualquier deporte de élite, tienen altísimos niveles de exigencia que ni ud. ni yo podríamos soportar. Ni los ciclistas son seres aislados del mundo que solo entrenan para mejorar cada día, ni los futbolistas son unos vagos que viven de la fama y el poder que tiene el “Deporte Rey”.