Es muy común ver la palabra resentido o resentida escrita en foros, blogs, redes sociales y otros espacios de opinión en internet.
Hay una situación particular que siempre ha llamado mucho mi atención en relación con el uso tan frecuente de esta palabra en estos espacios. Muchas veces me he preguntado porque más de una de las personas que opina a través de ellos asume con tanta frecuencia que detrás de cualquier queja reclamo o inconformidad expresada con respecto a la situación social política o económica del país siempre hay inequívocamente una condición de resentimiento.
Es cierto que sentir resentimiento, sentir rencor al verse uno mismo como víctima u objeto de burla o maltrato por parte de una persona de un colectivo o de una situación puede generar que la persona resentida haga reclamos, se queje u exprese abiertamente su inconformidad-a lo cual por supuesto tiene todo el derecho-y sin embargo también considero exagerado que con tanta frecuencia se le achaquen las expresiones de malestar o de inconformidad frente a la realidad nacional al resentimiento cuando detrás de estas podrían haber tantos otros motivos como lo son argumentos que no tienen que ver con motivos personales, reclamos que mucha gente comparte o darse cuenta de que una situación es injusta sin que esto implique que quien se dé cuenta de esto sea un resentido que se ve a sí mismo como víctima de alguien o de algo.
Y es que relacionar las expresiones de inconformidad con respecto a la situación del país con el resentimiento es demasiado frecuente dentro de los espacios de opinión de internet. Varios comentaristas dentro de estos espacios tienen el habito de llamar resentido a todo aquel que expresa una queja o inconformidad con respecto a la situación de Colombia.
Da igual si la persona dice de manera directa cosas como “Colombia siempre ha sido socialmente desigual e inequitativa” o si da a entender de una manera sutil e indirecta que a buena parte de los colombianos se les niegan condiciones de acceso justas. Sea cual sea la magnitud, el estilo o la idea con la que la persona expreso su inconformidad los amantes de la palabra “resentido” que mencionaba antes le caen al inconforme con la palabra en cuestión y dan a entender que su inmaduro rencor hacia las instituciones, la autoridad y/o la misma sociedad es el que le lleva a opinar y no fundamentos o razones sólidas.
Opino que además de ser un recurso para descalificar opiniones con las que no se está de acuerdo en más de una ocasión el hecho de llamar resentido a quien expresa inconformidad con respecto a la situación del país es una forma de intentar crear culpa en el inconforme. Más de uno de estos comentarios viene acompañado de frases o elementos culposos… “debería avergonzarse de lo que dice resentido asqueroso” “si a este resentido le parece que estamos tan mal aquí puede largarse al paraíso venezolano” … En este último caso el amante de la palabra en cuestión se ve a sí mismo agarrando la sarten por el mango en términos de tener la razón. Probablemente pensara ¿Quién no me daría la razón al poner en evidencia al rencoroso que se queja de lo que nuestro país le ha dado cuando al otro lado de la frontera hay una dictadura que acaba con su propio pueblo? El hecho muy evidente de que Venezuela está bajo una dictadura no hace menos cierto el hecho de que quien saca a flote este difícil tema para hacer sentir mal al “resentido” lo hace en base al deseo caprichoso de imponer su opinión.
Muchos asegurarían que el hecho de que dentro de los espacios de opinión se asocie al resentimiento con la inconformidad hacia la situación nacional no es algo problemático ni un generador de consecuencias serias y sin embargo yo considero que más allá de ser un recurso para enfrentar una opinión contraria que bien podría quedarse solamente en el marco de aquellas discusiones refleja que muchas personas, especialmente los amantes de la palabra “resentido” o “resentida” han interiorizado un discurso emitido por más de una figura de autoridad que es ajeno a la realidad y según el cual la inconformidad del pueblo no corresponde tanto a reclamos justos como al hecho de que hay colombianos desagradecidos e ignorantes de las múltiples oportunidades que siempre les ha ofrecido el sistema político, económico y social.