De un tiempo acá he venido experimentando un sosiego, como si la mayoría de mis luchas se hubieran apaciguado, todo lo que me irritaba sigue estando ahí pero ya no me ofende, por lo menos no de la manera exacerbada con que antes lo demostraba. Como pasar de creer en la magia al truco.
"La vida sigue", es lo que me he venido repitiendo desde que supe que a Francisco se le había descarrilado el carro, que iba con su novia y que esta deja una niña de cinco años. Entro a las redes y está la foto del árbol inamovible, de la máquina a su costado desfigurada y los lamentos. Siempre se ha dicho que Colombia es un país laxo con los estándares de seguridad de los productos automotrices, suponer más sería inadecuado.
No conocí a la chica a pesar que todo el mundo me pregunta: "¿supiste lo de Oriana?". Como si hubiésemos sido vecinos de infancia. En Montería casi todos nos conocemos, pudimos haber coincidido por varios roles, por la bohemia, los sitios que frecuentamos que no hay muchos de nuestro tipo aquí, por todos los amigos en común, y sí que son muchos. Aunque hace algún tiempo salgo poco, hasta parece que ya no viviera en esta ciudad, lo cierto es que no la recuerdo.
A Francisco sí lo vi varias veces, más por afán de Juan Pablo mi gran amigo y vecino suyo, que por azar o las afinidades. Juan decía que Pachín y yo nos la podíamos llevar muy bien porque ustedes tienen ideas locas. Nada se pudo dar porque él se fue a Brasil a seguir sus estudios de psicología. La siguiente vez que nos vimos yo estaba interesado en aprender portugués y Francisco me enseñó varios detalles de dicción, me mostró ciertas bandas y me recomendó a un poeta, yo le dije que ya no estaba interesado en el arte, que me había dedicado al derecho. No volví a saber de él hasta ayer que fue a recoger los frutos de la muerte mientras acompañaba a su chica a entregar unos papeles de trabajo, un domingo, qué día para esos menesteres.
Siempre es jodido cuando la gente joven se va, es una imposibilidad inexplicable, tan inexplicable como quejarse por todo, creo que por eso me gustaba cuando el mundo tenía dos tonos, dos canales, dos gaseosas, dos guerras, dos tendencias políticas y una sola luna a la que llegar. Mañana nos va a coger la muerte y lo único que importa es que digan que un buen ser humano se acaba de ir.
