La muerte es quizá uno de los momentos más difíciles de la vida. Cuesta trabajo aceptarla y entenderla, porque no aprendimos a fluir con ella, ni hacerla parte de nosotros.
Nos enseñaron a vivirla como un hecho traumático, en vez de como un proceso natural de gran trascendencia en el que hay que agradecer y honrar con serenidad, amor y templanza al Sagrado Espíritu que nos acompañó en esta experiencia de vida, deseándole un buen viaje hacia su nueva experiencia evolutiva.
La palabra "muerte" tiene tantas implicaciones negativas que habría que eliminarla de nuestro vocabulario y llamar a este proceso "trascendencia", porque eso es lo que hacemos: trascender a otra realidad, una que está adecuada a nuestro estado de conciencia.
Todos los miedos que tenemos en la vida, la no aceptación de los ciclos, el apego, las dependencias y las falsas seguridades que nos creamos tienen la raíz en el miedo a la muerte.
¿Cuál es nuestra misión de vida?