A mí no me vengan con el cuentico que el equipo está en reestructuración. Que falta que los nuevos jugadores se acoplen al sistema de Rubén Israel; que jugamos bien pero no logramos concretar; que no merecimos perder; que el árbitro nos robó; que las lesiones. No, señores. No más falsas ilusiones. No más excusas. El 0-2 de ayer contra el Junior en Barranquilla ya es la etapa y muestra a un Millonarios irregular, inestable, displicente, sin fútbol, sin jugadores (a excepción de Vikonis).
Desde que la Junta Directiva de Millonarios echó a Hernán Torres, a finales del 2013 y que condujo a la renuncia de Felipe Gaitán como presidente, el equipo se fue al carajo. Y ni hablar del caso Juan Carlos Ortíz y sus vínculos con Interbolsa. Trajeron a una comitiva de peleles españoles, encabezada por el incomprensible Lillo, dizque para forjar un nuevo proceso que 'lucharía la Copa Sudamericana 2014' y mantendría al equipo como uno de los mejores del Fútbol Colombiano. Nos ilusionaron con unas semifinales en Torneo Apertura y pare de contar, porque el segundo semestre del año fue un completo fracaso, luego de la eliminación de la Sudamericana a manos del César Vallejo y el puesto 15 en el Torneo Finalización.
Y a final, las directivas del equipo lograron lo de siempre: convencer a los hinchas con campañas emotivas para que se partieran el lomo y compraran los más de 20 mil abonos que el club ofrecía para el Torneo y la Copa. Porque no se les olvide que la boletería de Millonarios es la más cara del fútbol colombiano.
Con Lunari pasó lo mismo. Llegaba un ídolo como jugador pero con falta de experiencia como entrenador. Yo me alcancé a ilusionar en las semifinales contra el Cali en el Apertura 2015. Pero nuevamente lo mismo en el segundo semestre: no dio para entrar a los 8. Y aunque trajeron a Fredy Montero, a Dayro Moreno y a Fernando Uribe para hacer goles, no valieron. Porque si no hay títulos, los goles no valen. Y los hinchas de Millos, como yo, ya estamos cansados.
Son ya tres procesos que van por la misma línea: desechan talentos jóvenes, traen veteranos a comandar al equipo y se ratifica a una Junta que prefiere, por encima de toda causa, el lucro económico a costa de la ilusión de su hinchada y los resultados deportivos. Por eso es que nos duele que Nacional y Santa Fe ganen y tengan éxito internacional. Porque tienen en lo administrativo y deportivo lo que a Millonarios le hace falta.
Ahora prefiero ver mil veces los partidos del Nacional que enamora con su fútbol, con su rotación, con su velocidad, con su despliegue y lo más importante: con su continuidad . Porque ese, aunque sea nuestro rival de turno, es un equipo que sí le responde a su hinchada.
Coda: No se sabe qué es más humillante, si el golazo de anoche del arquero del Junior, Sebastián Viera, o el que nos hizo el entonces arquero de Santa fe, Camilo Vargas, de cabeza en 2011.