No existe un medio más demandante que la televisión. Desde 1994 cuando debutó en la serie Clase Aparte, una especie de Beverly Hills colombiana. Tenía menos de 20 años. Arrancaba siendo una estrella. Era mucho más que una cara bonita. Destilaba talento. Por eso se sumó al elenco de una de las series más innovadoras, la primera serie interactiva que tuvo nuestra televisión, Leche, dirigida por el gran Victor Mallarino. En otra serie, La mujer del presidente, donde debutó ese monstruo llamado Robinson Diaz, se consolidó. Pero su estrellato absoluto fue con Pedro el escamoso y su personaje, la doctora Paula. La última vez que estuvo en televisión fue en la versión colombiana de Breaking bad, Metástasis en donde interpretó a Cielo Blanco, la esposa de Walter White.
En el 2020, en plena pandemia, la actriz, que en ese momento tenía 23 años, se cansó de la frivolidad de la televisión y decidió dar un paso al costado. Se dedicó a vivir de sus ahorros. Se cansó de hacer castings, de la presión de mantenerse eternamente joven. En una entrevista que se le hizo en su momento confesó que se había derrumbado y que le tocó reconstruirse. Los rituales indígenas le sirvieron para limpiarse, para fortalecerse espiritualmente. Ser mejor persona en un mundo con la competitividad que ahora nos embarga, es una bocana de aire fresco.
Su Instagram es una declaración de principios:
Ver esta publicación en Instagram
Ver esta publicación en Instagram
Ver esta publicación en Instagram