Hay muchos colombianos que quieren creer que el uribismo es ya un lejano pasado en nuestro país, sin embargo, se engañan, porque éste está en pleno proceso de reestructuración, como lo está el fascismo internacional, revaluando los próximos movimientos y los postulados que sus políticas tienen que adquirir para ser presentadas como nuevos desarrollos vestidos de ingeniosas propuestas.
Aunque sean los mismos objetivos de siempre disfrazados de efectivas acciones en favor de necesidades sociales y económicas para todos, de allí que aquellos que se consideran progresistas, de avanzada y socialistas democráticos, además de individuos hastiados por lo que ha venido sucediendo local y mundialmente, no pueden caer en la tentación del facilismo emocional ni tampoco de una latente tranquilidad que da el supuesto de haber obtenido el control sobre un poder que vive siendo permanentemente erosionado por parte de los intereses financieros globales, jefes y dueños de los locales, y de los pocos pero peligrosos personajes, siempre pretensiosos e interesados en amasar y acumular la riqueza y la razón de una humanidad ingenua y confiada.
Ver a personajes como Uribe, Trump, Bolsonaro, Berlusconi, Macri, Piñera, y seres parecidos, manifestar su predisposición al dialogo amable y a conciliar sin oscuras pretensiones da escozor, en cuanto se traduce y se puede deducir que son jugadas maestras y reconocidas.
Ya que, en la historia humana están consignados muchos ejemplos que desgraciadamente se olvidan o se piensa que por lo conocidos no se van a repetir, que son ideadas, pensadas y estructuradas para el engaño rastrero y la manipulación oscura pero efectiva contra todos aquellos que creen confiada y fervientemente en la palabra, en las normas, en las leyes y en la rectitud moral y ética de las personas por sí mismas, sin considerar como una opción la falsedad de quienes han aprendido que la trampa rinde sus frutos.
Esta consideración personal la expongo como una simple advertencia general, ojo con lo que se está cocinando entre los fogones de los tramposos políticos, que en la práctica están aliados con las mafias internacionales, y en la esfera local con los narcotraficantes, los cuales, ante las actuales circunstancias a raíz de resultados electorales en varias partes del mundo, incluyendo a Colombia, están en la tarea de reestructurar sus partidos y movimientos políticos para la retoma del poder.
Todo con la férrea convicción de que si los recuperan no los van a volver a entregan ni a soltar frente al panorama de caos que cada vez más adquiere el planeta ante las metas trazadas por las corporaciones, que no podemos ignorar se encuentran en las manos de los mismos manipuladores sociales y políticos que han venido llevando a la humanidad, y a la vida en general, hacia una acelerada extinción.
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