Amigos, ¿verdad que cuando topamos con títulos como estos resulta inevitable adentrarnos en ellos para conocer las pretensiones de su autor, por cuanto son temas esquivos a la pluma de los que escriben, quienes, sin duda, se han abstenido de emitir argumentos de peso contra las religiones a fin de no colisionar con la opinión pública, máxime cuando lo que se busca es ejercer, como en mi caso, un juicio acerca de los visos de mundanidad que han insertado dentro de sus doctrinas tendenciosas a lo profano?
Miremos, pues, a manera de cuadro comparativo, cómo las religiones han sido objeto de ciertas variantes que las han sesgado hasta ese grado de profanidad.
Otrora, por ejemplo, y en cuanto a música respecta, el único género adscrito a las religiones, dada su sublimidad, fue la balada. Hoy, por el contrario, parece haber caído en la obsolescencia este gran principio, dado que no es extraño encontrar en los altares de la actualidad, adaptados ya como cualquier escenario convencional, a un sinnúmero de reguetoneros, raperos y rockeros incitando a las multitudes a una "histeria pagano-religiosa", comparable solo a la de los conciertos de exclusivo corte popular.
Así las cosas, difícilmente podría refutarse esta acrecentada proximidad existente hoy entre las religiones y el mundo. Pero revisemos las siguientes casuísticas.
Desde algunas cofradías religiosas de la región Caribe se ha promovido la costumbre de cargar en hombros, cada Jueves Santo y hasta los albores del siguiente día, monumentales pasos alusivos a la pasión de Cristo en pos de la expiación de ciertas culpas capitales. Sin embargo, aunque no es desconocido, como tampoco que tal recorrido suela ir acompañado de una alta ingesta etílica, ignoramos la respuesta que estos individuos ofrecen cuando se les interroga sobre el motivo de esta disparidad. Por eso, ¿me creería si le dijera, amable lector, que en sus cínicos alegatos aducen no soportar la pena que los embarga tras el suplicio padecido por aquel hombre de Galilea, y que la única alternativa para mitigarla es refugiándose bajo las propiedades anestésicas del alcohol?
Indudablemente, razones como estas y las que siguen son las que me obligan a elevar mi voz de protesta, convirtiéndome en timonel de tantas religiones que han perdido hoy su norte y brújula.
Otro aspecto negativo es la adopción que han hecho algunos líderes religiosos de ciertas expresiones enyerbadas como "El man está vivo", "Tú sabes", "Eche", "Mi cuadro", "Mi llave", "La madre que sí", "A mí sí se me para, pero el corazón de alegría", "MVM", entre otras, que a la postre redundan en perjuicio de la comunidad cristiana, por cuanto hay que dar al mundo lo que es del mundo, "a Dios lo que es de Dios" y a Linero sus vacaciones.
Seguramente, los muchos o pocos que puedan estar leyendo este artículo pensarán que soy ateo o algún tipo de juez enviado desde los infiernos. Mas si así lo creen, ¿tendrían la amabilidad de dar lectura al acróstico insertado intencionalmente en este discurso?