Siempre he creído que una persona no puede mantener una conversión amena con otra si hablan de temas como fútbol, política y religión, porque las ideas serán diferentes y la humanidad tiende a defender lo que piensa a costa de los intereses de los demás. Este año Costa Rica se prepara para sus elecciones presidenciales en las que por tercera ocasión existirá una segunda vuelta puesto que ninguno de los candidatos logró los votos necesarios para ser oficializado el 8 de mayo como el nuevo presidente del país tico.
De los 13 candidatos que se presentaron para las elecciones, Fabricio Alvarado por el Partido Restauración Nacional y Carlos Alvarado por el Partido Acción ciudadana tratarán de acoger la mayor cantidad de votos ente los 3.322.329 de votantes habilitados para el 1 de abril, día en que se llevará a cabo la segunda vuelta. Lo único claro que hay este año es que el presidente será Alvarado, cuál de los dos, no se sabe.
El problema principal en este país de América central es que la religión se tomó la voz política de los candidatos, está bien que cada uno tengas sus creencias y asista a las iglesias de acuerdo a lo que promulgan, pero no es posible que utilicen un tema tan delicado para ganar el voto político y así vencer al candidato opositor. La religión no puede ser un tema de un debate político, este último debe estar encausado en crear ideas y dar a conocer propuestas que permitan mejorar la calidad de vida de Costa Rica y que logren consolidar grandes avances en los principales problemas del país.
No estoy en contra de ni Fabricio y Carlos Alvarado, pero creo que se deben tocar temas importante como la salud, la pensión, el desempleo, la inseguridad que es uno de los temas más importantes en este país, pues es importante dar a saber que Costa Rica es el único país de la región que no cuenta con ejercito propio y eso lo hace adalid de ser un país tranquilo y con un sistema político eficiente, que ha ayudado a establecer negociaciones entre países como es el caso del Acuerdo de Esquipulas que le valió el premio nobel de paz al expresidente Oscar Arias (1986-1990-2006-2010).
Dos de los principales temas que han estado presentes en la campaña son el de las Comunidades LGBTI y la corrupción política dentro del partido acción ciudadana. Fabricio Alvarado, cantante cristiano ha criticado la iniciativa política de reconocer a la comunidad LGBTI, con la que ha conseguido gran parte de los votos en un país ultra conservador. Por otro lado Carlos Alvarado ha hecho su campaña política protegiendo los intereses de su partido y alejando los problemas de corrupción que afectan la imagen del partido Acción Ciudadana y del presidente Luis Guillermo Solís, actual presidente del país.
En conclusión, a pesar de que Costa Rica no marca una pauta internacionalmente en donde los demás países deban mantener una estrategia geopolítica que afecten sus intereses, para la región si debe ser importante lo que pasa en este pequeño país, puesto que si se tiene como aliado su voto cuenta en organismos como la ONU y la OEA, además del acompañamiento en diferentes temas como la seguridad y el medio ambiente donde esta nación cuenta con una amplia experiencia, haciendo que el país sea protagonista en foros y eventos internacionales.
Pero lo más importante es que el presidente que sea elegido debe tener una mano dura en las relaciones con Nicaragua, país fronterizo y quien en los últimos años ha venido teniendo conflictos limítrofes con Colombia y Costa Rica. Por eso el presidente no debe solo centrarse en los aspecto nacionales, que si bien son importantes, también es necesario que cree una política exterior fuerte frente a Nicaragua y también una alianza con Panamá para disminuir el paso de inmigrantes ilegales que a la vez viene convirtiéndose en una problemática social bastante importante para este país. Quedará todo para el 1 de abril de 2018, alguno de los dos Alvarado será presidente y Costa Rica se prepara para un nuevo liderazgo político en una región marcada por un año electoral muy movido.