Según el diccionario de la Real Academia, “desechable” significa: Que está destinado a ser usado una sola vez. Que puede ser desechado por resultar inútil, incómodo o molesto. Este es el triste camino que les queda a las motocicletas.
En todas las regiones del país, así sea incipiente existe el fenómeno del mototaxismo, es una realidad que no desea aceptarse por intereses entendibles de las grandes empresas de transporte público y privado, metiendo a las autoridades en la vaca loca de perseguirlas, cual criminales.
De nada han servido decisiones de los burgomaestres que buscan eliminarlo utilizando la represión. Pueden hacer lo que quieran, este flagelo llegó para quedarse, sino observen por donde vamos ahora.
Entre más se ataca al mototaxismo, de la nada surgen nuevas formas de utilización, es lógico, la movilidad es un caos y cada día, más costoso. Se ha creado la plataforma APP Picap para mototaxis.
En la actualidad vemos incrementos en las políticas de coerción contra este negocio ilegal, pero, por otro lado, aumenta la compra de estos vehículos con casi 600 mil unidades anuales. Toda una industria que genera empleo y contribuye al PIB. Contra estos índices, no hay nada que hacer, la solución más pronta sería la de regular, así sea que en la práctica signifique riesgos en la vida e integridad de los usuarios. Pero es que el transporte y conducir es considerado en Colombia como una actividad peligrosa.
Está demostrado, a pesar de las innumerables campañas de sensibilización por parte del gobierno nacional, que las personas no le prestan seria atención a los accidentes, lo único que buscan es encontrar un transporte público ágil, eficiente y económico, viendo en el mototaxismo el ideal, satisfaciendo su imperiosa necesidad.
Si nos vamos a Bogotá, las personas pierden hasta 4 horas en la movilidad, con un servicio de TransMilenio pésimo que en las horas pico colapsa, compitiendo con el deseo de sus usuarios para llegar a sus casas rápido o a sus puestos de trabajo para que sus jefes no les llamen la atención.
La historia capitalina se repite en las principales urbes del país. Si nos vamos a los municipios más humildes, encontramos que es el transporte predilecto, barato y eficiente, compitiendo con la ausencia de transporte público urbano legal, además de no haber cultura de seguridad vial, precisamente por no existir.
Muy a pesar del panorama favorable para los mototaxistas, la lucha diaria con los policías de tránsito y autoridades locales por la que padecen, es carne de cañón, es fuego contra fuego, donde el gana-gana, está en las arcas del Estado, por el aumento desmesurado de los comparendos; alrededor de 15 mil multas de lo corrido del 2018, han sido impuestas, constituyéndose prácticamente en un enriquecimiento sin causa, porque el negocio no para, por el contrario, crece desbordadamente, sin titubeos.
Al toro hay que cogerlo por los cachos y la mejor forma es regular este servicio que es aparentemente ilegal por cuanto ya es costumbre popular y eso es suficiente para dar este paso importante ante el legislador que debe entender - ya está bueno de empobrecer los bolsillos de los desgraciados que sin ninguna oportunidad laboral deciden someterse a sol y agua para brindar un buen servicio que le encanta al pueblo.
Ahora bien, al haber criminales mimetizados dentro del gremio de mototaxistas para ejecutar sus fechorías obliga aún más a regularlos a través de censos, matrículas, cupos, carnet de identidad, entre otras figuras de control público y policivo.
Es vergonzoso encontrar en los patios de las Oficinas de Tránsitos y Transportes Municipales millares de motocicletas inmovilizadas por falta de documentos, comparendos y por la lucha frontal contra el negocio del mototaxismo, saciando un apetito voraz del ente territorial, que en la mayoría de casos, los vehículos no son reclamados, perdidos por el óxido, es de notorio conocimiento que sus propietarios, las desprecian, prefieren ir al concesionario y sacar una nueva, sin cuota inicial, siguiendo la trilla, aumentando el problema social.
¿Cómo entender, si por un lado las autoridades persiguen ferozmente a los motociclistas, por el otro, se permite a los concesionarios entregar motos al granel y de tal?
Los mototaxistas ven una gran opción desechar su vehículo en los patios, porque sale más costoso sacarla, mejor deciden ir al concesionario, adquieren una cero kilómetros y vuelven al ruedo, a realizar carreras por muy mínima a $ 1.000, ganándose el pan diario, llevando dinero para sus familias, además de contribuir para la economía local, porque van a la tienda, compran la libra de arroz, el azúcar, el aceite, la leche, etc; el tendero feliz.
¿Cómo competir ante este fenómeno social? El pueblo manda.
Regular al mototaxismo, es el inicio de la solución, entregándoles vías exclusivas para ellos, censarlos, bajándole el cilindraje, estandarizando el costo de carreras, el pago de cupos, creando empresas de transportes de este prototipo y poniéndolas a competir con el servicio multimodal público.
A simple vista no hay otra opción. Feliz Navidad y próspero año 2019. Dios los bendiga.