Reguetón: ¿por qué no sonó en los Juegos Olímpicos?

Antes de que se desvanezca el aroma olímpico: si el reguetón manda, ¿por qué no sonó en los Juegos?

En el cierre se vieron presentaciones de música clásica, metal, rock, pop, hip-hop y electrónica memorables. ¿Y entonces? ¿Qué pasó con el "todopoderoso" reguetón?

Por: Mateo Duarte del Castillo
agosto 15, 2024
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Antes de que se desvanezca el aroma olímpico: si el reguetón manda, ¿por qué no sonó en los Juegos?

Hay un video de hace unos años donde le preguntan a James Hetfield el frontman de Metallica si había oído Reguetón, a lo que el californiano respondió curioso: Regue… ¿what?

Claro, él no va a discotecas en Panamá, Bruselas o El Cairo donde hace años entre salsa y Bachata ponen canciones de Reguetón, pero así es, en ese sentido ese género si se tomó el mundo, lo curioso en estos Olímpicos de París es que pareció que no existía, ni en la inauguración ni en la clausura no se escuchó ni un segundo el beat característico de ese género. Nada.     

Se vieron presentaciones de Música clásica, Metal, Rock, pop, hip-hop y electrónica memorables, y en cierta manera fue una declaración de que esas músicas son las que mandan la parada hoy día, por lo menos para el criterio los franceses y el de los estadounidenses está claro: lo que sonará en Los Ángeles 2028 serán Los Chili Peppers, Billie Elish y Snoop Dog, o sea que es bastante probable que siga la ninguneada al reguetón.

Pero es que ver en lo que se convirtieron estrellas del género urbano ahora da lástima, son una mezcla de artistas e influencers vendiéndonos desde bolsos Gucci hasta gaseosas y todo lo que cabe ahí, son cuerpos publicitarios, si existió en sus inicios algo de barriada, denuncia o contracultura se los devoró el mainstream y la idiotez en segundos. Entonces, si alguna vez hubo cierta “ética” en no regalarse tan fácil solo quedó en el recuerdo.

El bombardeo inmisericorde que nos están haciendo los medios refregándonos todos los días imágenes de los estadios llenos en España de Carolina, pero apenas reseñando que hubo estadios con poco público en EEUU dejan ver la estrategia clara: No hay fracasos, solo éxitos, así que compren lo que los artistas les venden y verán que les va a ir igual que a ellos en la vida. Ajá.

Pero la gente no es pendeja, ya hay en redes peticiones (producto tal vez de la hiperpromoción de artistas todos iguales) de que se haga “reguetón del viejito”, es decir, están hartos. ¿Y quién no?

Todo lo anterior no lo compraron, por decir, ni los franceses ni los gringos, que siga sonando el reguetón en discotecas y bares. Que sigan llenando estadios, bien, pero en una ceremonia que ven billones de personas no cabe, ni cabrá por ahora.

Tal vez si en la tercera década de este siglo Medellín logra ser la sede de unos olímpicos, podríamos ver en la inauguración a Carolina entrar al Atanasio Girardot volando sobre una nube rosa y aterrizar en la cancha para bailar algún hit, pero no para cantar el himno porque ya todos sabemos que pasaría y esa crucificada no la querría sentir ella de nuevo, a no ser, tal vez que para esa época ya haya aprendido a cantar sin autotune. El colmo si no lo haría.

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