Fácil de hacer
Cogen a un joven (mujer u hombre) con cara de gamín rehabilitado que ya tenga tatuajes hasta en las sienes (si no los tienen se los ponen) les compran ropa 5 tallas más grandes de colores chillones, unas prótesis dentales para los dientes superiores color metal, perforaciones gigantes en las orejas un alias o nombre artístico tipo Jawy, Mawy y queda listo el mucharejo.
No hay que invertir nada en clases de canto ni teoría musical, nada, igual nunca va a cantar solo. Balbuceará frases a media lengua como si acabara de salir de una apoplejía, frases que obviamente no se le ocurrieron a él o ella, sino al productor, y acá viene el asunto de las letras...
Si es hombre dirá en los tres minutos y medio de duración de la canción veintitrés veces la palabra “mami”, si es mujer dirá “papi” el mismo número de veces en los dos casos dirán frases denigrantes o tirarán línea como “apaga la luz y quítate la ropa, es que en verdad no quiero verte en pelotas estás media gordita, pero chupas chévere” (Lui G, Eso en cuatro no se ve).
Si no se necesita formación musical, pues mucho menos instrumentos musicales, en un estudio musical cualquiera de preferencia en Miami se coge una caja de ritmos electrónica programada para generar el dembow, un ritmo repetitivo y muy lento (70- 90 beats o golpes por minuto) esto es casi clónico para los cientos de miles de canciones de Reguetón dando la sensación de estar escuchando siempre lo mismo pero lo venden diferente porque el gamincito de moda ya no se llama Jawy sino Cocoloco G. Y al cabo de unos meses seguirá otro porque son de libre remoción dependiendo de si pega o no, carreras fugaces que llaman.
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Perfecta para (presuntamente) lavar activos
No nos digamos mentiras, si en este país lavan plata hasta con un puesto de empanadas en una esquina, el mercado del género “urbano” no es la excepción y se hace desde la promoción de un álbum, la payola en las emisoras, los video clips llenos colores chillones hasta la gira de conciertos: contratan bailarines, escenarios con autos colgando, luces y gráficas de última generación, un estadio para 60.000 personas e imprimen igual número de boletas, pero solo venden 25.000, entonces reportan que las vendieron todas ¿y quién les dice que no?
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De esto no tengo pruebas, pero tampoco dudas. Ya en el concierto todo el show será con playback, la anécdota que lo corrobora es que cierta cantante cuyo nombre no quiero acordarme se fue de bruces en pleno escenario y oh sorpresa, siguió cantando, pero con el micrófono a 10 metros producto de la caída, el piloto automático o playback siguió haciendo el trabajo, nadie dijo nada.
Es imposible de oír porque es una fórmula repetida hasta el cansancio, una estética neonarca con olor a vapeador de fresa, tatuajes y traseros gigantes, con "artistas" que van y vienen sin ningún peso ni recordación, youtubers, influencers y onlyfanseras convertidos en reguetoneros(as) y viceversa, millones de visualizaciones en sus videos, pero no sacan más de dos discos... así es la música fastfood: al final, música de mierda (pero, igual, en cuatro no se ve).